lunes, 5 de marzo de 2018

¿VEJEZ ES IGUAL A DECADENCIA ?


Dicen que se pierde la memoria, que el entusiasmo se apaga, que la soledad arrecia, pero lo que realmente hay, es una mirada muy prejuiciosa sobre lo que implica tener más de 60 años. La publicidad nos llena de estereotipos, presentando a inofensivos jubilados en los lagos pescando truchas, a tiernas abuelitas abrazando a sus nietos, infinidad de hombres “viejos” luciéndolos como el típico "rabo verde”, el “tonto”, el “achacoso”, o bien los comerciales nos presentan imágenes tranquilizadoras de viejos saludables, eternos jóvenes que bailan rock and roll.
Se pueden encontrar un sinfín de creencias comunes, tales como: Es raro que alguien de más de 65 años haga un trabajo de arte, de ciencia o académico. Los segundos matrimonios a menudo son un fracaso. Las mujeres no disfrutan el sexo después de la menopausia. Los ancianos no están muy interesados en el sexo y si lo están, la mayoría de ellos son catalogados como exhibicionistas. Es más difícil motivarlos que a los jóvenes. Se enfadan más fácilmente. Prefieren reducir el número de actividades y amigos. No se les puede ayudar con psicoterapia o se supone que eso debió hacerse hace años.
Estereotipos, mitos y prejuicios por donde se mire. Menos gente real. Como los que trabajaron toda la vida y no llegan a fin de mes; los que sí llegan a fin de mes, pero ya no tienen con quién sentarse a platicar porque todos murieron;  los que tienen con quién, pero no pueden porque están enfermos, la pareja de esposos enfermos que no tienen hijos ni quien pueda cuidarlos. Los que se resignan, los que extrañan la juventud, los que se rebelan, los malhumorados, los comprensivos, los intolerantes, los apáticos, los que están bien, incluso hasta los  se niegan a envejecer dentro del molde. Esta mirada social llega a determinar cuál es el rol del anticuado.
Muchas personas de la tercera edad se quejan que los traten como niños, cuando aún se sienten que pueden ser autosuficientes. No quieren sentir que dependen de los hijos o bien que todavía son capaces de realizar sus tareas cotidianas, quizás no al mismo ritmo que lo hacían antes. Se tiene la creencia que los adultos mayores se vuelven como niños caprichosos, pero no deben ser tratados como tales, porque no lo son. Tienen conocimientos y experiencias que no deben ser desvaloradas y que les otorgan toda la capacidad para crear un proyecto de vida. 
Varias mujeres de la tercera edad son motivo de burlas, hasta por parte de sus propios hijos, tan solo porque han decidido verse bien. Les dicen que ya no están para lucirse delante de la gente, que hacen el ridículo, que ya están viejas y feas o simplemente que ya no están para buscar marido. También las empiezan a limitar en sus acciones, como el no dejarlas salir, las critican si tienen alguna actividad física o recreativa, esto se amplifica si han sufrido algún accidente, en  lugar de eso quisieran verlas sentadas frente al televisor y tejiendo prendas para la familia.
En relación para conseguir un nuevo compañero, socialmente se le argumenta que ya no están para esas cosas, aun y cuando realmente quisieran. Si es un hombre quien busca pareja, solo se le compara con el “viejo rabo verde”, se pensara que si anda con una mujer más joven, esta lo busca por su dinero y que jamás se fijaran en mujeres de su misma edad. También  la mujer no sale bien librada, en ella suele tener connotaciones peyorativas, pues en las tradiciones y cuentos, una mujer vieja es comparable con la bruja y es rechazada en la vida amorosa, esto provoca un miedo de ser descalificadas por la sociedad. Al ser más valorada la juventud que la senectud hace que eso sea algo difícil enfrentar, pero deben darse cuenta que siempre habrá un sitio para los hombres y mujeres en la edad de oro y que es posible encontrar alguien para compartir y disfrutar espacios, intereses, deportes, distracciones y hasta encuentros sexuales que no implica necesariamente llegar a un matrimonio.
Un gran error generalizado con el que viven muchas personas, entre ellas muchos ancianos, es el prejuicio de creer que la vejez es un período necesario y fatalmente de declinación, deterioro y caos en todos los sentidos. Los resultados de las investigaciones actuales en el campo de la gerontología han demostrado lo incierto y falso de esta idea.
     Se ha evidenciado que las características de la tercera edad o vejez dependen mucho de las características de la personalidad de cada quien, de las condiciones del ambiente y del modo de vida que se lleve, y no tanto de la edad, si el individuo se mantiene sano.
Probablemente, se perciba muy estricto, pero hay que romper muchos mitos acerca de la existencia de los adultos mayores.