jueves, 17 de junio de 2021

Aprendí a avergonzarme o Hombres necios

 

 No recuerdo en que momento de mi vida leí el soneto de Sor Juana Inés de la Cruz: Hombres necios que acusáis a la mujer y durante años me estuvo dando vueltas en mi cabeza, no sé si esta monja Jerónima fue una de las primeras feministas, sin embargo, escribió este soneto en 1690, un clásico del barroco novohispano, donde plantea que los hombres ocasionan el comportamiento sexual femenino y ellos mismos lo censuran. Es una critica a la postura del hombre ante su actitud hipócrita, egoísta e impulsiva, donde deja claro su desacuerdo, de la desigualdad y la injusticia hacia la discriminación de la mujer.

 

Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis.

Si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia
y luego con gravedad
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis con presunción necia
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que con desigual nivel
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.

¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata ofende
y la que es fácil enfada?

Mas entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y queja enhorabuena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada
o el que ruega de caído?

¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?

¿Pues para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar
y después con más razón
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.

 

 

Hace una defensa a la mujer en el mundo patriarcal e injusto, muestra los defectos de los hombres, los mismos para calumniarlas. Hace mención a dos figuras de la mitología grecolatina, Lucrecia y Thais, la segunda una cortesana ateniense la alude como símbolo de deshora y falta de moral, y Lucrecia una mujer romana bella y honrada, quien acabo con su propia vida tras ser violada, la coloca como un signo de pureza honestidad. Thais es la mujer que los hombres pretenden como mujer, pero como esposa esta la honestidad de Lucrecia, son de cualidades opuestas pero reiteran la contradicción permanente de los hombres.

Siento que el soneto resume perfectamente este acontecer histórico dónde las mujeres se sienten culpables, preguntándose si ellas hicieron o no algo para provocar un ataque. Tanto las mujeres que han sido violadas u hostigadas llegan a preguntarse si hicieron o no algo para provocar el ataque, así como también,  cuando una mujer sufre un aborto espontaneo, cuando algún chico se masturba frente a ella en el transporte público, cuando es acusada de darle pecho a su crio en la calle, cuando se pone ropa ajustada, mujeres que ocultan sus senos ante la mirada de otros.

En la historia de la humanidad se crearon una jerarquía de leyes y normas de conducta con el fin de establecer una convivencia entre las personas, pero cuando estas normas no se cumplen el remedio es culpar y/o castigar, por lo que “el origen de la culpa es social, aunque la experiencia de la culpa sea personal”, Carlos castilla

El sentimiento de culpa esta determinado por factores familiares, sociales, culturales, religiosos y personales, sentimos culpa ante muy diversas situaciones y hay infinitas razones por las que a veces nos sentimos culpables.

 Actualmente, este concepto es una problemática central del sujeto, ya que la culpa no solo tiene que ver con las acciones del sujeto, sino también con los pensamientos, es decir con las fantasías de realizarlas. Es aquí lo interesante, porque todo análisis se basa no en la exoneración de la culpa de lo cometido, sino en la posibilidad de la verbalización de lo inconfesable.

 La culpa llega a robarnos el sosiego y la felicidad, es un sentimiento agrio y punzante que nos produce una intensa sensación de malestar, se dice que es un arma de dos filos, como un sentimiento positivo, es para darnos cuenta de que alguna acción que hicimos no fue de acuerdo a nuestra ética moral y poder enmendarla, en este sentido, es como un barómetro que nos ayuda a controlar nuestros impulsos, a ser más delicados con los demás y nos induce a subsanar los daños producidos por otros. Sin embargo, como un sentimiento negativo a veces nos zarandea y domina por completo el pensamiento, hasta destruir cualquier resquicio de tranquilidad interior o hasta hacernos sentir que perdemos la cordura, ya que este sentimiento no sólo es capaz de manipular y controlar nuestras acciones y pensamientos, sino que puede lograr que uno vaya en contra de su voluntad, metafóricamente hablando, puede ser como una costra que tiene varias capas que necesitan ser sanadas para seguir con nuestra vida, pues nos puede conducir al autocastigo. Y es que su base es el sentimiento de la vergüenza, nos sentimos apenados por algo que hemos dicho o hecho. cuando no podemos controlar nuestra conducta y reaccionamos de forma agresiva y sentimos ira, o cuando actuamos de forma perversa o con dolo.

 El concepto de culpa, en el ámbito jurídico, se define como la omisión de la conducta debida para prever o evitar el daño; se manifiesta por la imprudencia: que es la inexcusable negligencia con olvido de las precauciones que la prudencia vulgar aconseja. Ante estas ideas, nos aparece la culpa, al sentir que no fuimos lo “suficientemente precavidos” ante una situación, dejar de cumplir un acto que el deber funcional exige o bien por la falta de pericia, sabiduría, practica, experiencia y habilidad en una tarea específica. Situaciones que por el simple hecho de desconocer o no tener una habilidad, no deberíamos sentirnos culpables.   

  Dentro del Derecho se menciona otro termino llamado “dolo”, el cual es la voluntad deliberada de cometer un delito a sabiendas de su ilicitud, es decir, que implica la voluntad maliciosa de engañar a alguien o de incumplir una obligación contraída. En este sentido, la culpa debe surgir cuando hacemos daño a alguien y estamos conscientes de ello, puesto que muchas veces llegamos a decir algo y eso puede ofender al otro, pero no se tuvo la intención de hacer daño.

  A veces se siente la culpa por algo que no hicimos, pero creemos que tuvo que ver con nuestro comportamiento o nuestro pensamiento, es una culpa que tiene que ver mas con un carácter social e histórico, con una culpa históricamente asociada a la mujer que tiene que ver con el sentimiento de vergüenza,

 Desde hace cientos de años, la mujer ha sido vista en varias culturas como un ser culpable, es especial, el judaísmo, cristianismo y el islam, en ellas se ha tenido un fuerte rechazo a las mujeres por considerarlas criaturas impuras y pecadoras, que han sido enviadas por demonios para extraviar a los hombres, ser la tentadora, la que destapo todos los males, con el concepto de que son ellas los impedimentos de la virtud y quienes conducen hacia todos los vicios, la impiedad y la ruina y que en el fondo les produce un profundo sentimiento de vergüenza y pudor, (prueba de ello, ha sido que fueron obligadas  a cubrir su rostro y/o cuerpo).

 En el génesis a la mujer se le pone como aquel ser que incita a Adán a desobedecer a Dios. En las cartas del apóstol San Pablo se dieron a entender las características de la buena esposa. En ellas se recomienda que sea sumisa, porque el marido es la cabeza de la mujer, como Cristo lo es de la iglesia. (Ef5:239. En la Epístola a Timoteo establece que las mujeres deben vestirse decorosamente, con pudor y modestia, recomienda que la mujer no domine al hombre y se mantenga en silencio, puesto que se le debe obediencia y respeto a este, ya que Adán fue formado primero y la mujer fue quien incurrió en el pecado (1tim 2:15). Se puede apreciar como de aquí se desprendieron una serie de consecuencias para la imagen de la mujer, como la de ser culpable, débil, frívola y más tarde, emparentada al mal, asociada con los demonios y la brujería.

Muchos mitos sobre mujeres fantásticas como las sirenas son seres mitad animal y mitad mujer, por ejemplo; en el rey Lear de Shakespeare las describe: “De cintura para abajo son centauros, aunque sean mujeres por arriba. Hasta el talle gobiernan los dioses; hacia abajo, los demonios. Ahí está el infierno, las tinieblas, el pozo sulfúreo, ardiendo, quemando; peste, podredumbre.

En la actualidad sabemos que las brujas fueron mujeres que planteaban un desafío a la estructura de poder y eran conocedoras de herbolaria. Sin embargo, en la historia de la psiquiatría de F.G. Alexander cita que “las brujas acusadas aliviaban su culpa confesando sus fantasías sexuales en la audiencia pública; al mismo tiempo, alcanzaba cierta gratificación erótica al detenerse en todos los detalles ante sus acusadores masculinos”.

Hasta hace poco las leyes seguían culpando a la mujer violada o con hostigamiento, también lo podemos apreciar que hasta otras mujeres las juzgan como provocadoras, ya sea por como se visten, por su caminar, por andar solas en las calles, por no tener un hombre que las proteja, sin pensar que ellas mismas podrían ser parte de ello.

Y es que las mujeres desde niñas se les va fomentando un sentimiento de culpa, por lo que hacen, por lo que no hacen, por lo que piensan, sienten o dejan de sentir,  por gozar de su sexualidad. Reclamando el derecho de poder vestirse como quieran y no sentirse culpables de ello, si se arregla mucho,  se interpretara como que busca seducir, si no se maquilla, es que no cuida su apariencia. Si usa falda corta o larga de cualquier modo tendrá connotaciones sexuales.  De sentirse culpables por ser las provocadoras, cuando en realidad, ellas no lo hacen con dolo.  Existe una doble moral que siempre pone en desventaja a las mujeres, donde se establecen valores antagónicos para ambos sexos, en ellos se valoriza la “promiscuidad” y en ellas la castidad, esta diferencia al contraponer intereses conduce a un conflicto. Un hombre que acumula “conquistas” es admirado, mientras que si una mujer hace los mismo afectará su reputación.

 

 

 Me enseñaron a avergonzarme de mi cuerpo, de mis actos, de mis pensamientos, que lo que pienso es absurdo, aprendí a preguntarle a la vergüenza cómo vestirme, sí ponerme faldas, de ir a la playa, de comer o llorar en la calle, de ir sin sujetador, de salir con o sin maquillaje, no vaya a ser que alguien pensara que voy buscando gustar, destacar. Anónimo.

miércoles, 2 de junio de 2021

Algunos mitos alrededor de la sexualidad masculina.

 Siempre existe una educación sexual que puede provenir de distintas fuentes de información, pero muchas veces repite y propaga ideas erróneas, que a la vez son más persistentes e imperceptibles ya que ello se da cotidianamente, como son las charlas con la familia o los amigos, o bien, la que los medios masivos de comunicación nos transmiten día con día a través de comerciales, series o películas.

 

A esta educación todos hemos estado expuestos y aún más, también solemos ser  educadores sexuales, y entre broma y broma vamos transmitiendo ideas equivocadas o comentarios que hemos escuchado decir a otros, pero no estamos seguros y mucho menos tenemos evidencia y argumentos para probar que son ciertos.

 

Esto sin embargo, no es nuevo, la sociedad victoriana impuso muchas restricciones en cuanto a la sexualidad tales como que los hombres debían de casarse después de los 30 años y el sexo se desaconsejaba después de los 50 y todo con la finalidad que los hombres destinaran toda su fuerza en la produccion. El coito debería ser rápido, el orgasmo de la mujer no tenía importancia, pues eran frígidas.  Los médicos prescribían a los novios que no se hablara de sexo y convirtieron las poluciones nocturnas, la masturbación y el “furor uterino” en terribles enfermedades.

 

La arbitrariedad y exceso de dichos prejuicios y represiones, van de la mano de la doble moral, y ello tampoco es nuevo, puesto que en la época victoriana, en Londres en 1859 existían 933 prostíbulos, sin contar con las trabajadoras sexuales callejeras, los establecimientos destinados a prácticas sexuales de flagelación masculina y otros especializados en la prostitución infantil, tal como lo menciona Foucault el sexo placentero queda reservado a la marginalidad, a lo que se agrega que para ello se crean diversos mecanismos de control social.

 

De ese entramado también se generó la idea imperante de que los hombres no deben de mostrar sus sentimientos ante las mujeres y otros hombres, pues pueden llegar a mostrarse y ser “vulnerables”. Recuerdo un relato de un varon que cuenta sobre su primera experiencia sexual. “ A los 13 años, su tío lo llevo con una mujer mayor, alrededor de los 30, para hacerlo “debutar” como hombre, era su regalo de cumpleaños. Al regresar a su casa se puso a llorar,  sin embargo, a sus amigos no les pudo contar lo mal que la había pasado, ya que al intentar contarles, ellos más bien lo vieron con admiración por ser “todo un hombre que ya había poseído a una mujer” y ahora pertenecía a ese grupo de poder, “no quise arruinar ese reconocimiento”, pero, ese silencio esconde un dolor que dicha persona revela que lo ha acompañado una buena parte de su vida. Los hombres no nombramos nuestras heridas sexuales, ni las que causamos. Nuestra sexualidad está llena de silencios y frustraciones, escondidos detrás de la pose de macho exitoso y no mencionarlos en realidad no los desvanece.

 

Algunos varones piensan que no son los bastante competentes y eficientes si no han dominado y ejercido todas las posiciones sexuales que aparecen en libros, carteles o camisetas,  donde se describen “365 posiciones, una para cada día del año”, y que se anuncian para hacer el amor de manera no convencional, pero que más bien nos llenan de dudas, sin pensar que para muchas de ellas se necesitaría ser todo un acróbata, ya que muchas de ellas son un verdadero desafío a las posibilidades del cuerpo humano y por lo menos implica tener una elasticidad superlativa.

 

Es por eso que en cuanto a la cuestión de la genitalidad, existe una gran preocupación en algunos varones por el tamaño de su miembro viril, (idea que viene desde tiempos ancestrales), el miedo a la disfunción eréctil o a la temida eyaculación precoz, incluso existen también hombres que sufren de pérdida del deseo sexual. Un síntoma de eso es el consumo masivo de los innumerables afrodisiacos y el éxito de ventas de productos para este la falta de erección, como lo ha sido el viagra.

 

Sin duda alguna estos diagnósticos pueden ser  elementos descalificativos y no solo entre hombres, sino también son motivo de burla por parte ellas para llegar a minimizarlos. Actualmente se han escrito numerosas canciones o chistes, en los que se burlan de los hombres por cuestiones sexuales, y por eso es que la sexualidad del varón tiene mucho que ver con el no mostrar sus dificultades genitales con las mujeres, pues, es valorada su hombría dependiendo su desempeño sexual, más aún, la sexualidad y el cuerpo de los hombres está vedado en muchas expresiones y paracen ser sagrados, es comun ver cómo se cosifica a las mujeres, pero, por ejemplo, el desnudo masculino sigue siendo un tema tabú, tanto que el relajamiento que ha llegado a suceder, como los shows de chipeandales, o la filtración y publicación de fotos de varones famosos exhibiendo sus genitales, constituyen un verdadero escándalo y motivo de escarnio social.

 

Ese velo de misterio y de prohibición es propicio para la prevalencia de muchas creencias que son falsas, como por ejemplo, la pornografía ha generado la idea de que el pene promedio es de 25cm., cuando la realidad es que sea de 13 a 16 cm., y que con una longitud de  5 cm. sea suficiente para alcanzar el Punto G o bien estimular la vagina, toda vez que esta sólo tiene sensibilidad en los primeros 5 a 7 cm., en realidad, existen un sinfín de tipos de penes, así como de vulvas, que se podría decir que cada uno es único. Por lo tanto, el tamaño no tiene prácticamente ninguna influencia sobre el rendimiento y el placer sexual, y aunque muchos hombres asocien el tamaño con fuerza y virilidad, realmente entre más grande es más difícil resulta ser sostener una erección por más tiempo.  También, existen casos de micro pene, de un miembro pequeño y se cree que esto es un problema, un defecto, que depende de trastornos hormonales en la pubertad, como déficit de testosterona, sin embargo, esa apreciación no siempre ha sido así, en la antigüedad clásica, el ideal de cuerpo masculino conllevaba genitales de tamaño que ahora parece minúsculo, pero ese testimonio quedó en sendas estatuas de mármol. También, está presente la idea que un varón puede eyacular varias veces seguidas o grandes cantidades de semen, como lo muestran las peliculas XXX, lo cual fisiológicamente si es inusual.

 

Detrás de todos estos cuentos, está presente un miedo latente en la sociedad y en especial entre los hombres de ser catalogado como homosexual o afemindado, un claro ejemplo son los “albures” mexicanos, los cuales son un juego de palabras en el que pierde pasa hacer las veces de parte receptiva en el coito sexual, en una especie de sometimiento sexual simbólico. Esa misma preocupación para algunos está en su sensibilidad de los pezones, donde pueden sentir mucho placer, pero consideran que esas sensaciones están destinadas a las mujeres, pues suponen que les restaría parte de su dignidad de varón.

 

Una situación más que sucede por el oscurantismo que comentamos, es cuando no se efectúa una buena limpieza del pene, y se puede formar una sustancia blanquecina con un olor característico, llamada esmegma, que es de apariencia similar al queso. Esto se debe a que, por detrás del glande, está una glándula sebácea cuya secreción, mezclada con las células descamadas de la corona que se adhiere al prepucio, puede ocasionar olores fétidos, muchos hombres por desconocimiento y falta de limpieza sufren de irritaciones e incluso infecciones que llegan a transmitir a su pareja.

 

Otros miedos alrededor del pene es la circuncisión, que es la extirpación del prepucio, la cual en diversas partes del mundo y en distintas épocas de la historia ha tenido un significado religioso o cultural. Hasta la fecha, no hay ninguna evidencia que esta produzca un trastorno sexual o que cure alguna disfunción.

 

También existe el pene cautivo, es posible que hayas escuchado o visto en alguna película que durante el acto sexual, la pareja quede atrapada y que tengan que tener una intervención quirúrgica para liberarlos. En realidad, es un mito, ya que los órganos sexuales al cabo de un tiempo siempre vuelven a la flacidez.

 

En la actualidad un gran número de hombres sufren de miedos que le impiden disfrutar de los beneficios del sexo, por lo cual es importante que ellos eliminen esos fantasmas en su sexualidad para que pueda vivirla y disfrutarla, dentro de la honestidad, la confianza, el compartir y poder vivir la atracción y la reciprocidad sentimental para tener un mejor vínculo amoroso. Y es que, a pesar que estamos en otro siglo, las cosas no han cambiado mucho.

 

Es importante que se tenga un enfoque positivo respecto al sexo y la sexualidad en el sentido que este sea placentero y recreativo.