Siempre existe una educación sexual que puede provenir de distintas fuentes de información, pero muchas veces repite y propaga ideas erróneas, que a la vez son más persistentes e imperceptibles ya que ello se da cotidianamente, como son las charlas con la familia o los amigos, o bien, la que los medios masivos de comunicación nos transmiten día con día a través de comerciales, series o películas.
A esta
educación todos hemos estado expuestos y aún más, también solemos ser educadores sexuales, y entre broma y broma vamos
transmitiendo ideas equivocadas o comentarios que hemos escuchado decir a
otros, pero no estamos seguros y mucho menos tenemos evidencia y argumentos
para probar que son ciertos.
Esto sin
embargo, no es nuevo, la sociedad victoriana impuso muchas restricciones en cuanto
a la sexualidad tales como que los hombres debían de casarse después de los 30
años y el sexo se desaconsejaba después de los 50 y todo con la finalidad que
los hombres destinaran toda su fuerza en la produccion. El coito debería ser
rápido, el orgasmo de la mujer no tenía importancia, pues eran frígidas. Los médicos prescribían a los novios que no
se hablara de sexo y convirtieron las poluciones nocturnas, la masturbación y
el “furor uterino” en terribles enfermedades.
La
arbitrariedad y exceso de dichos prejuicios y represiones, van de la mano de la
doble moral, y ello tampoco es nuevo, puesto que en la época victoriana, en
Londres en 1859 existían 933 prostíbulos, sin contar con las trabajadoras
sexuales callejeras, los establecimientos destinados a prácticas sexuales de
flagelación masculina y otros especializados en la prostitución infantil, tal
como lo menciona Foucault el sexo placentero queda reservado a la marginalidad,
a lo que se agrega que para ello se crean diversos mecanismos de control social.
De ese
entramado también se generó la idea imperante de que los hombres no deben de
mostrar sus sentimientos ante las mujeres y otros hombres, pues pueden llegar a
mostrarse y ser “vulnerables”. Recuerdo un relato de un varon que cuenta sobre
su primera experiencia sexual. “ A los 13 años, su tío lo llevo con una mujer
mayor, alrededor de los 30, para hacerlo “debutar” como hombre, era su regalo
de cumpleaños. Al regresar a su casa se puso a llorar, sin embargo, a sus amigos no les pudo contar
lo mal que la había pasado, ya que al intentar contarles, ellos más bien lo
vieron con admiración por ser “todo un hombre que ya había poseído a una mujer”
y ahora pertenecía a ese grupo de poder, “no quise arruinar ese
reconocimiento”, pero, ese silencio esconde un dolor que dicha persona revela
que lo ha acompañado una buena parte de su vida. Los hombres no nombramos
nuestras heridas sexuales, ni las que causamos. Nuestra sexualidad está llena
de silencios y frustraciones, escondidos detrás de la pose de macho exitoso y
no mencionarlos en realidad no los desvanece.
Algunos varones
piensan que no son los bastante competentes y eficientes si no han dominado y
ejercido todas las posiciones sexuales que aparecen en libros, carteles o
camisetas, donde se describen “365
posiciones, una para cada día del año”, y que se anuncian para hacer el amor de
manera no convencional, pero que más bien nos llenan de dudas, sin pensar que para
muchas de ellas se necesitaría ser todo un acróbata, ya que muchas de ellas son
un verdadero desafío a las posibilidades del cuerpo humano y por lo menos implica
tener una elasticidad superlativa.
Es por eso
que en cuanto a la cuestión de la genitalidad, existe una gran preocupación en
algunos varones por el tamaño de su miembro viril, (idea que viene desde
tiempos ancestrales), el miedo a la disfunción eréctil o a la temida
eyaculación precoz, incluso existen también hombres que sufren de pérdida del
deseo sexual. Un síntoma de eso es el consumo masivo de los innumerables
afrodisiacos y el éxito de ventas de productos para este la falta de erección,
como lo ha sido el viagra.
Sin duda
alguna estos diagnósticos pueden ser
elementos descalificativos y no solo entre hombres, sino también son motivo
de burla por parte ellas para llegar a minimizarlos. Actualmente se han escrito
numerosas canciones o chistes, en los que se burlan de los hombres por cuestiones
sexuales, y por eso es que la sexualidad del varón tiene mucho que ver con el
no mostrar sus dificultades genitales con las mujeres, pues, es valorada su
hombría dependiendo su desempeño sexual, más aún, la sexualidad y el cuerpo de
los hombres está vedado en muchas expresiones y paracen ser sagrados, es comun
ver cómo se cosifica a las mujeres, pero, por ejemplo, el desnudo masculino
sigue siendo un tema tabú, tanto que el relajamiento que ha llegado a suceder,
como los shows de chipeandales, o la filtración y publicación de fotos de
varones famosos exhibiendo sus genitales, constituyen un verdadero escándalo y motivo
de escarnio social.
Ese velo de
misterio y de prohibición es propicio para la prevalencia de muchas creencias
que son falsas, como por ejemplo, la pornografía ha generado la idea de que el
pene promedio es de 25cm., cuando la realidad es que sea de 13 a 16 cm., y que
con una longitud de 5 cm. sea suficiente
para alcanzar el Punto G o bien estimular la vagina, toda vez que esta sólo
tiene sensibilidad en los primeros 5 a 7 cm., en realidad, existen un sinfín de
tipos de penes, así como de vulvas, que se podría decir que cada uno es único.
Por lo tanto, el tamaño no tiene prácticamente ninguna influencia sobre el
rendimiento y el placer sexual, y aunque muchos hombres asocien el tamaño con
fuerza y virilidad, realmente entre más grande es más difícil resulta ser sostener
una erección por más tiempo. También, existen
casos de micro pene, de un miembro pequeño y se cree que esto es un problema,
un defecto, que depende de trastornos hormonales en la pubertad, como déficit
de testosterona, sin embargo, esa apreciación no siempre ha sido así, en la
antigüedad clásica, el ideal de cuerpo masculino conllevaba genitales de tamaño
que ahora parece minúsculo, pero ese testimonio quedó en sendas estatuas de mármol.
También, está presente la idea que un varón puede eyacular varias veces
seguidas o grandes cantidades de semen, como lo muestran las peliculas XXX, lo
cual fisiológicamente si es inusual.
Detrás de
todos estos cuentos, está presente un miedo latente en la sociedad y en
especial entre los hombres de ser catalogado como homosexual o afemindado, un
claro ejemplo son los “albures” mexicanos, los cuales son un juego de palabras en
el que pierde pasa hacer las veces de parte receptiva en el coito sexual, en
una especie de sometimiento sexual simbólico. Esa misma preocupación para
algunos está en su sensibilidad de los pezones, donde pueden sentir mucho
placer, pero consideran que esas sensaciones están destinadas a las mujeres,
pues suponen que les restaría parte de su dignidad de varón.
Una
situación más que sucede por el oscurantismo que comentamos, es cuando no se
efectúa una buena limpieza del pene, y se puede formar una sustancia
blanquecina con un olor característico, llamada esmegma, que es de apariencia
similar al queso. Esto se debe a que, por detrás del glande, está una glándula
sebácea cuya secreción, mezclada con las células descamadas de la corona que se
adhiere al prepucio, puede ocasionar olores fétidos, muchos hombres por
desconocimiento y falta de limpieza sufren de irritaciones e incluso infecciones
que llegan a transmitir a su pareja.
Otros
miedos alrededor del pene es la circuncisión, que es la extirpación del
prepucio, la cual en diversas partes del mundo y en distintas épocas de la
historia ha tenido un significado religioso o cultural. Hasta la fecha, no hay
ninguna evidencia que esta produzca un trastorno sexual o que cure alguna
disfunción.
También existe
el pene cautivo, es posible que hayas escuchado o visto en alguna película que
durante el acto sexual, la pareja quede atrapada y que tengan que tener una
intervención quirúrgica para liberarlos. En realidad, es un mito, ya que los
órganos sexuales al cabo de un tiempo siempre vuelven a la flacidez.
En la
actualidad un gran número de hombres sufren de miedos que le impiden disfrutar
de los beneficios del sexo, por lo cual es importante que ellos eliminen esos
fantasmas en su sexualidad para que pueda vivirla y disfrutarla, dentro de la
honestidad, la confianza, el compartir y poder vivir la atracción y la
reciprocidad sentimental para tener un mejor vínculo amoroso. Y es que, a pesar
que estamos en otro siglo, las cosas no han cambiado mucho.
Es
importante que se tenga un enfoque positivo respecto al sexo y la sexualidad en
el sentido que este sea placentero y recreativo.
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