[Ahora
que soy adulta, he llegado a la
conclusión de haber sido una hija no deseada, que fui una carga para mi
madre. De pequeña nunca comprendí porque me abandonaba, me insultaba tanto y me
rebajaba como persona.
Desde
muy chica me responsabilizo de mis
hermanos menores, debía yo cuidarlos, darles el biberón, cambiarles el pañal,
mi juego era estar con ellos. Nunca tuve una muñeca, tan solo mis hermanos,
para los cuales fui una madre. Sufrí mucho en la primaria y secundaria por solo
tener un solo apellido, mis compañeros se burlaban, no tuve el valor de
comentarle a mi madre que me decían bastarda u otros insultos, por temor a que
ella me regañara o me pegara.
Cuando
llego el momento para inscribirme a nivel preparatoria, me dijo “como no tienes
padre no podrás seguir estudiando, dime ¿quién te va a pagar los estudios? “Siempre me decía que las mujeres no debían estudiar”.
Me creía todo lo que me decía, pues yo la veía “grande”, la percibía como una
mujer fuerte que podía hacer muchas cosas. Le creí bastantes de sus mentiras y
sus humillaciones, hasta la idea de que las mujeres no somos para el estudio
sino para la casa, sentenciando que de ella dependía que yo no terminaría nunca
una carrera. Así que dije adiós a mis sueños de estudiar y me dije aunque sea
“Belleza” y de esa forma puede estudiar secretariado, que fue en lo que trabajé.
Actualmente
mi madre está muy enferma y me cuesta mucho irla a cuidar, mis hermanos me
exigen pero evito ir lo más que puedo. Platicando con ellos me doy cuenta que
no solo a mí me maltrataba de niña. Ahora que soy adulta me duele la situación
que viví y me hace sentir triste. Ahora me digo “No porque sea mi madre debo de
cuidarla, si no siento amor por ella”. ]
Es difícil comprender que puedan existir madres que no
quieran a sus hijos, sobretodo en una sociedad patriarcal como la nuestra. Ya
que socialmente creemos que existe un “instinto maternal” donde la mujer debe
brindar un amor incondicional y automático, que no se agota y todo acepta. Sin
embargo, en la realidad esto no siempre es así. Hay madres que se separan de
sus hijos porque se sienten privadas de su libertad. Un embarazo no planeado
puede romper cierta comodidad en la relación de pareja y de esta forma, un hijo
puede significar una frustración a un estilo de vida o un rompimiento de sus
sueños.
Independientemente de las cuestiones de parentesco, es indispensable establecer buenas relaciones
afectivas entre los miembros de la familia para generar sentimientos de cariño.
El amor se construye con la convivencia, se cimienta día a día con el trato,
con amabilidad, con ternura, en el preocuparse por el otro, darse ese vínculo
amoroso que si no está el otro lo extraño.
Es lógico suponer que no se sienta cariño por una persona
que nos ha maltratado en la infancia, donde no hay grandes recuerdos con
muestras de cariño de la madre, ni siquiera un recuerdo de un abrazo o de una
palabra de aliento, al contrario, sentimientos de abandono y maltrato.
No es necesario
amar a los hijos o a los padres tan solo
por razones de parentesco, pero al menos respetarlos, como sería con cualquier
ser humano.
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