martes, 18 de octubre de 2016

No eres culpable de la discapacidad de tu hijo.

Algunas personas nacen con una discapacidad. En otras la inhabilidad se desarrolla con el tiempo. Otras la sufren repentinamente, debido a un accidente o una enfermedad. Sin embargo, no es posible prevenirlas. Algunos bebés  progresan de una forma diferente en la matriz y nadie sabe por qué. A estas limitaciones físicas y mentales que se desenvuelven antes de que nazca el bebé se llaman “malformaciones congénitas”. Se cree que estas últimas se deben a condiciones nocivas en la vida de la mujer o del hombre, como pudiera ser la mala alimentación, exposiciones a sustancias toxicas en el ambiente, no recibir buena atención de salud, en los cuidados en el embarazo, parto y post-parto, en fin, son muchos los factores que pudiesen haber influido.
Se sabe que algunas imposibilidades se heredan, como por ejemplo, la atrofia muscular espinal y la distrofia muscular (enfermedades de los músculos y los nervios). También se pueden presentar el síndrome de Down, algún tipo de autismo o cualquier otra, sin embargo, la mayoría de estas no son hereditarias. Hay que dejar bien claro que en la mayor parte de los casos, los padres de este bebé no hicieron nada que causara tal invalidez, por lo tanto, no hay porque culparlos.
Los expertos aún no están seguros de cuáles son los orígenes  de los diferentes síndromes. Lo más seguro es que haya causas múltiples en vez de sólo una. Estarían involucradas un número de circunstancias diversas, que incluyen factores ambientales, biológicos y genéticos, los que sientan las bases para que hagan que un niño/a sea más propenso a padecer algún tipo de trastorno.
 En algunos lugares, los prejuicios y las ideas equivocadas sobre este tipo de personas son parte de las costumbres y creencias de la gente. Por ejemplo, suelen pensar que tener un hijo con algún síndrome es por haber cometido algún pecado o que hicieron algo que no debían, como ver un eclipse, tomarse una pastilla, no haber deseado al crio, incluso suponer el haber sido infieles. Por lo general, la gente culpa a la madre, pero ella nada tuvo que ver con la discapacidad y por otro lado, no sirve de nada buscar un culpable, lo realmente importante es el tipo de atención que pueda recibir. Sin embargo, la gente usa los prejuicios para justificar las burlas, críticas y discriminaciones en contra de cualquier persona que sea ‘diferente’. Hay quienes piensan que una persona con capacidades diferentes es un mal augurio, pero esto no implica que sea  un castigo, tampoco es contagiosa ni se debe a brujería o maldiciones.
En el caso de los menores de edad es importante tener una asistencia temprana, pues en los primeros años de vida se desarrollan más fácilmente las habilidades físicas, mentales, sociales y de comunicación que en cualquier otra etapa de la vida.

En el caso de los adultos que por accidentes o enfermedad pierden habilidades o atrofias  en cuanto a la comunicación, movilidad, memoria, etcétera, también es importante la atención lo más pronto posible,  aunque los lugares son escasos  donde la brinden, pues generalmente la ayuda está más orientada a infantes, quienes cuentan con grandes centros de atención.  

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