Cuando vemos a alguien en la calle con alguna capacidad
diferente solemos pensar: ¡Pobre gente! ¡Qué mal plan! o tal vez cruce por
nuestros pensamientos ¿qué pasaría si yo o alguien de mi familia fuese discapacitado?
¿Qué haríamos en su lugar?
Muchas madres reportan que al enterarse de la discapacidad
de su hijo, viven un momento muy
doloroso. En realidad empiezan a pasar por un periodo de duelo, en la cual
suponen que eso no es verdad, que podrán encontrar al médico o remedio que
podrá “curar” a su crio. En algunos momentos podrán sentir ira, culpa y frustración.
Hacen mención que les molesta la manera tan insensible que tienen los doctores en
darles la noticia, ya que sentencian a sus hijos a vivir como vegetales,
diciéndoles que no podrán caminar, hablar, incluso que tendrán que estar todo
el tiempo con ellos. Algunas veces los galenos ni siquiera les comentan sobre
la salud y son ellas mismas las que con el crecimiento comienzan a notar que su
hijo no está avanzando al mismo ritmo que otros niños de la misma edad.
A veces se presentan convulsiones o alguna enfermedad que
origina grandes daños al cerebro del bebé y entre el trajinar con los especialistas
para tener una serie de opiniones, muchas veces contradictorias entre ellas
mismas. Pasan tiempo sin ser atendidos y ni siquiera los canalizan a alguna
institución que los pudieran ayudar. “No tienen el derecho de decirnos que
nuestro hijo crecerá como un vegetal,
que no aprenderá. No al menos de ese modo tan radical.” Eso ya nos
limita para su educación.
Algunas mujeres afortunadamente responden con coraje ante
ese panorama tan desalentador que lo toman como un reto para demostrar que su
hijo si será capaz de aprender y ser autosuficiente.
Si bien es cierto que el mundo les cambia a estas mujeres,
pues durante su embarazo nunca imaginaron que tendrían que enfrentarse a una
situación así y también ven rotas todas las ilusiones que se formaron durante
la gestación.
El periodo de la culpa puede ser gravoso. Lamentablemente es
un momento que la pareja y en especial la mujer tiene que vivir. Vienen a
florecer muchas dudas y culpas. Ella se pregunta qué hizo mal y busca cualquier
evento para relacionarlo con su hijo. El padre culpabiliza a la madre por falta
de cuidados o a su familia de posible herencia genética y ello puede llevar al
divorcio. En fin, se busca a cualquiera para señalarlo ya sea a los médicos, a
las enfermeras, al eclipse, a una planta, en fin, es la búsqueda de alguna
explicación ante esto. Y es que socialmente se tiene la idea que tenemos que
ser perfectos, la familia perfecta, los hijos perfectos, hasta en el embarazo
la madre plantea una vida perfecta para sus hijos. También se tiene la
esperanza que algún día sanara como por arte de magia.
Es importante buscar apoyo psicológico, en especial la madre
para valorarse como mujer y eliminar
esos sentimientos de culpa. Despejar sus dudas. También es válido que solicite
ayuda con la familia aunque sea en periodos cortos, puesto que aparte de darle
un respiro a ella, promueve establecer vínculos afectivos con el pequeño. Igualmente
buscar redes de apoyo con otras mujeres que están pasando por una situación
semejante.
A continuación dejo unos vínculos que pueden ser de
utilidad.
Todos en Cree-cimiento, I.A.P.
www.fundacioncreecimiento.org. /www.sumat.mx
http://www.comunidadiap.org.mx/index.php/iapsumadas/238