Seguramente te has encontrado con personas que juzgan y hasta condenan a otros lo mismo que ellos realizan tratando de no ser vistos y lo peor es que si los atrapas ellos lo niegan o tienen la justificación perfecta.
A ese tipo de personas,
es a lo que comúnmente llamamos “doble moral”, generalmente lo usamos cuando a
una persona o institución se le acusa de ejercer un criterio distinto o usan
una doble norma a diferentes personas o grupos, es decir que injustamente se le
da más libertad de comportamiento a uno que a otro. Y se nos hace injusta
porque viola el principio de justicia llamado imparcialidad, nos puede llegar a
enojar porque no aplican los mismos criterios a todas las personas permitiendo así
un favoritismo donde entran sus propios criterios.
El siglo de la Reina Victoria
representó más que el nombre de una reina inglesa, en este mundo burgués los
valores cambiaron de sentido y se acrecentó un mundo de valores rígidos. Para
los victorianos el hogar era santo, es decir que la familia burguesa idealizó
una nueva familia que se distinguió por su aspecto espiritual remoto, etéreo e
irreal, una lugar sagrado y donde se convirtió a la sexualidad en sinónimo de
matrimonio y procreación, lo que generó una doble moral inevitable y aumentando
con esto la capacidad en la población de vigilar y a la vez de emitir juicios en la contra de
otros, convirtiéndose en una práctica común en la vida cotidiana, aunque esta
sea condenable. quien la sufre termina indignado, molesto, con rabia por la
injusticia, pero quien la ejerce siempre negara que se está aplicando o bien dará
una razón no muy convincente pero lo que buscara es dar por terminada la conversación,
un ejemplo de ello, un
hombre que condena el adulterio mientras mantiene a una amante y,
además, juzga negativamente que su esposa llegue a tener también uno, incluso
hasta le prohíbe tener amigos, es decir, socialmente, el adulterio es aceptado
para un esposo y negado a una esposa. Del mismo modo, un hombre que tiene
relaciones sexuales con muchas mujeres puede ser llamado "galán"
o "don juan" y ser calificado positivamente, mientras que para ella
que tiene sexo con muchos hombres puede ser llamada “prostituta",
"perra", "puta", “zorra” “mujerzuela” entre otras, siendo calificada
negativamente.
En la mayoría de los casos, esta doble
moral va de la mano de un machismo o de un privilegio de poder, porque la idea
es trasmitir que “yo puedo hacerlo, pero tú no”. También puede presentarse en
mujeres, donde ellas critican a sus congéneres sobre su comportamiento cuando
ellas, si lo pueden hacer, como usar un tipo de vestimenta, de frecuentar amigos,
de llegar tarde a casa, incluso de tener varios compañeros sexuales. Claro esta
que cuando son descubiertas suelen ser mas señaladas, pero en el caso del sexo
contrario, ellos se comportan de una manera más solapada, como quien dice, son
los que lanzan la piedra, pero esconden la mano, ellos se colocan en el lugar que
consideran que lo que hacen es lo correcto, y por consiguiente los demás están
equivocados y son más tolerados socialmente. Y los vemos en todos lados,
hay quienes critican la corrupción y sin el más mínimo descaro hacen sus
propios ‘torcidos’; conocemos a ‘defensores’ de derechos humanos que, en cada
acto de sus vidas, atropellan a la gente; Cuántos aparentan tener un matrimonio
modelo y en la intimidad de sus hogares ‘sobresalen’ por el maltrato familiar. Por
lo tanto, ante la acusación de un trato desigual, lo que se da es una
justificación "adecuada" para el tratamiento diferente y no un empeño
en eliminar el trato desigual propiamente dicho. Este mecanismo es muy común en
los centros de poder, como las religiones y los gobiernos. Y aunque esa es una práctica que se condena,
muchos se han convertido en ‘especialistas’ en esta forma de ser.
Se podría decir que la
gente que vive en esta doble moral, son unos grandes mentirosos y generan una
gran red de mentiras que al final dañaran las relaciones familiares, con los
amigos y hasta profesionalmente, Cuando nos encontramos con gente así se crea
un clima de desconfianza, que nos hace daño y a ellos los obliga a vivir en un
mundo irreal y falso. Lo más grave del machismo, en el caso de los hombres, es
que se apropien de él y lo manifiestan como un derecho exclusivo mientras lo
niegan para las mujeres o para otros.
Debemos poner los pies sobre la tierra y
de entablar un diálogo sincero con nosotros mismos y aceptar que no somos
perfectos.
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