Parecería increíble pensar que en pleno 2015 todavía algunas
personas sigan pensando que los colores para vestir a un bebe le puedan influir
en su personalidad, pero como se ha consolidado en nuestro país que el color
azul es para los niños y el rosa para la niñas. Se teme que sus hijos cambien
de preferencia sexual tan solo con vestirlos de colores contrarios. Pero incluso esto no solo se aplica en los
bebes, sino que algunos adultos, en especial los hombres, evitan vestirse de ciertos colores como el rosa, comentando: “no vaya siendo que me
vuelva homosexual”, pero es curioso ver que
si a las niñas las visten de azul esto no represente ningún “peligro”. Pero cuando se trata de regalar ropa a un bebe
se suele escoger el color amarillo, para
no complicarse.
Y pensar que hasta principios de 1900 estudios indican que
el rosa tenía la misma probabilidad de estar asociado con bebés tanto varones
como mujeres. Prácticamente fue hasta la Segunda Guerra Mundial que el color
rosa fue designado para las niñas y azul para los varones. Anteriormente la vestidura
más usada era el blanco, pero mientras que para algunas culturas como la
francesa se utiliza el azul para niños y el rosa para las niñas, para otras
culturas como la alemana y la belga Católica se utilizan en forma contraria.
Así mismo se planteó el uso de aretes para las niñas, cuando
en la antigüedad muchos pueblos, como los egipcios, asirios, fenicios,
etruscos, celtas e iberos usaban los que conocemos con el nombre de arracadas y
eran usados indistintamente por hombres o mujeres, aunque se acostumbraba que
los varones los llevaran puestos en una
de las orejas.
Cuando se trata de darle juguetes a los niños, a los varones
se les brinda los más agresivos o con
mayor libertad de movimiento como
pelotas, carros, bicicletas, pistolas y a las mujeres aquellos que están relacionados al hogar, (planchas, trastos), muñecas,
bebes, maquillajes que incluyen todo para
ser “femeninas o buenas madres”. No es
fácil ver que niños jueguen con muñecas, pues en tal caso, estaría en juego su
hombría.
Ninguna de estas actividades hará que los niños o los
adultos cambien su preferencia sexual como por arte de magia. Lo que si podemos
decir es que son elementos que van separando día con día la convivencia entre
los sexos. Remarcando una lucha entre los estos
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