viernes, 27 de mayo de 2016

AMANTE COMO SER AMADO

Que hermosa palabra, “amante”, que corresponde a la persona amada. Con la que se siente una intensa atracción emocional y sexual, además se desea compartir una vida en común con una persona o bien que se tiene una afición apasionada hacia determinada cosa, como un deporte, la música, actuación, hacia los animales, etcétera.
Así se le debería de llamar a la pareja, pero el término fue utilizado para referirse a una mujer cuyos gastos solventa un hombre en posición acomodada  y ella debe estar a su disposición para brindarle placeres sexuales.  Hoy por hoy, la palabra amante es sinónimo de adulterio y hace referencia a una cariñosa femenina de un hombre que se encuentra casado con otra mujer. Históricamente el hombre ha "mantenido" a su amante aunque bien podría ser al revés.
Los matrimonios eran concertados por los padres para unir fortunas y poderío, por lo cual las  uniones nunca fueron por amor. Ya que el noviazgo no existía, pues la boda la decidían los padres. De esta forma la novia, casi una niña,  no conocía al hombre que sería su amo o administrador.
En los tiempos de los griegos los enamorados eran objeto de burla, pues se pensaba que era una pasión indeseable ya que el hombre perdía el juicio y la autonomía.
Con la llegada de la Edad Media, no cambio mucho este tipo de uniones, seguían siendo los Reyes quienes concertaban las bodas de sus hijos aun antes de que estos nacieran. Las uniones nunca fueron por amor, y solo eran para dar herederos al reino. Por lo cual un rey podía tener numerosas amantes pero tenía una única "amante favorita" o "amante oficial". En las cortes de Europa, especialmente en Versailles y Whitehall durante los siglos XVII y XVIII, una amante tenía mucho poder e influencia, como por ejemplo Luis XV y Madame de Pompadour. Y entre las amantes se hacían intrigas palaciegas y el chisme erótico.
En 1736, cuando Jorge II acababa de ascender al trono, Henry Fielding (en Pasquin) coloca en boca de Lord Place las siguientes palabras, "…pero, señorita, hoy todos mantienen y se es mantenido; actualmente no existe tal cosa como un casamiento, solo contratos de forma, y estos solo para mantener a las familias; pero luego el esposo y la esposa en un santiamén pronto tienen sus mantenidos."
Durante el siglo XIX, una época en que la moral se tornó más puritana, el tener una amante se hizo más prudente, pero por otra parte este recrudecer de la moralidad también producía un mayor deseo en un hombre por conseguirse una amante. Cuando un hombre de una clase superior se casaba con una mujer de igual rango, como era la costumbre, era probable que ella hubiera sido educada en la creencia de que el acto sexual era para la procreación en vez de para la recreación. Algunos hombres por lo tanto recurrían a una amante si querían una compañera femenina que fuera menos recatada.
Durante este sigloXIX, surge el Romanticismo, quienes establecen que el enamoramiento era un requisito esencial para acostarse con una mujer. Que el erotismo sin amor era carente de sentido. Y también aparecen los victorianos que para ellos el hogar es un lugar sagrado, pero la elección de la pareja es de conveniencia. El coito debía ser rápido y la satisfacción de la mujer no tenía importancia. Posibilitando con esto, más la necesidad de buscar una amante.

Actualmente las mujeres casadas, al enterarse que su esposo tiene una amante, van y agreden a la otra mujer, culpabilizándola de destrozar matrimonios; como si fuera una competencia por el dinero y por el macho. Asumen que el hombre no tiene la culpa, sino que es la otra la oportunista en la triada. No contemplan que el marido participo activamente para enamorar a la otra mujer. Como lo plantea Emilio Carballido en la obra dramática “Rosa de dos aromas”, donde 2 mujeres engañadas perpetúan el machismo fomentado, defendido y heredado por la misma mujer y colocando como el peor enemigo de la propia mujer, que difícilmente podría ser su aliada en la defensa de sus derechos como mujeres y no la esperanza de concebir la construcción de la solidaridad ante el reconocimiento de la igualdad. Dos mujeres trabajando juntas por su mutua felicidad y progreso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario