El derecho a la sexualidad, al placer y a la reproducción, sigue
siendo un tema que no es fácil de abordar con adolescentes, porque a veces
aflora más nuestra pena, nuestra ignorancia, nuestros miedos o como se dice por
ahí, “es como darles permiso para que lo hagan” “si no sabían pues ahora les
dará curiosidad”. Y suponemos que será más complicado explicárselos a chicos con discapacidad.
Antes de hablar, conjeturamos que no nos podrán entender
algunos conceptos o las sensaciones que lleguen a sentir. Pero al igual como a cualquier púber, debemos de utilizar
un lenguaje simple, concreto y directo. Entre más explicaciones o rodeos les
demos será más complicado para ellos entender. Si preguntan algo, es importante
aclarar que es lo que quieren saber y porque, para identificar concretamente
que es lo que les interesa y no estar especulando sobre sus inquietudes. Esto me recuerda
un chiste donde un niño le pregunta a su papa ¿Qué es pene? El padre asustado e
inquieto por lo que le enseñan a su hijo en la escuela, corre por las
enciclopedias y le da todo un sermón de educación sexual. El padre al ver la
cara de asombro de su hijo, le pregunta donde escucho dicha palabra. El pequeño
responde que la monja dijo: oremos para que nuestra alma no pene.
Muchas veces los padres suponen que como son niños
discapacitados carecen de erotismo. A veces tiene que ver con las ideas que nos
dan los médicos o alguna otra persona relacionada quien dice que no serán
capaces de aprender o que los vean como ángeles que los envió Dios, la idea es
que creemos que la niñez es una etapa de “inocencia”, también está la
posibilidad de suponer que tienen una sexualidad exacerbada. Antiguamente las personas con discapacidad
intelectual eran apartadas de la sociedad y se les atendía de manera meramente
asistencial o se les recluía en centros de salud. Se sabía muy poco acerca de
su desarrollo y mucho menos de su actividad sexual. Bajo la lupa de la
moralidad se suponía que carecían de deseo sexual. Sin embargo, debemos tener
en cuenta que el placer siempre estará presente en cualquier persona y a
cualquier edad, la sensación de ser tocados como fuente de goce surge desde el
nacimiento. Muchas veces suponemos que cuando un niño llega a la adolescencia es
el momento preciso para que se le hable de la sexualidad, cuando en realidad comienza desde pequeños, como son las diferencias entre el cuerpo de
hombre y mujer. De esta forma, la curiosidad por el sexo empieza en los niños a
edades muy tempranas; recordemos como nosotros cuestionábamos lo que veíamos
entre nuestros padres o en los medios de comunicación y lo que sentíamos en
nuestros propios cuerpos llenos de averiguación.
Es importante no centrarse en la genitalidad como la única
forma de sentir, un abrazo, un beso, hasta tocar los lóbulos de la oreja puede
ser erótico para cualquier persona. Sin embargo, algunos hijos van descubriendo poco a poco sensaciones
placenteras en sus genitales ya sea con frotarse en el piso o con algún peluche
y suelen hacerlo ya sea en privado o exhibirse ante público. Esto último suele
incomodar a los padres, por lo cual es importante enseñar al hijo que esas
conductas no puede hacerlas frente a otras personas, sino en la comodidad de su
recamara o baño.
Muchos padres tienen miedo a que otras personas se acerquen a
sus hijos y los puedan maltratar, violentar incluso que puedan abusar
sexualmente de ellos. Pero esta sobre protección no es de mucha utilidad, lo
mejor es explicarles, hablar con ellos directamente de cómo cuidarse, que se
siente, que deben y que no deben hacer, así
les damos herramientas para que se protejan, ya que el no comentarles es dar la
oportunidad que otros se aprovechen de ellos.
Para que disfruten su sexualidad es importante que tengan
una guía pues tienen el derecho de vivir
una sexualidad plena en libertad.
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