Los
cerebros humanos, aunque se dice que biológicamente son diferentes nos han
hecho creer que somos tan diferentes que nunca podremos coincidir. En el caso,
de que si fuesen tan distintos tenemos una gran facultad de adaptarnos uno con
respecto al otro, y además tenemos una capacidad de complementarnos. Nuestro cerebro permite una mejor adaptación
cuando más diferencias se presenten y una mayor capacidad para entender. Además, nos han hecho creer que las féminas
tienen un tipo de sentimientos tan diferentes a los hombres, por ejemplo; ellas
son sentimentales, pacificas, débiles, falta de iniciativa, toda su energía se
vuelca hacia el interés de los suyos y en especial ser agradable al hombre. A
él, se le ha colocado en el lado opuesto, ser activo, valiente, agresivo,
aunque generalmente él tenga la necesidad de demostrar su ternura y muchas
veces no sea capaz de resolver todo tipo de problemas, más bien estas
diferencias son de tipo cultural.
¿Creen ustedes que hay sentimientos o actitudes
exclusivas de un sexo o de otro?
Los recién nacidos
expresan de igual forma sus emociones, su llanto, su risa, algunos muestran
parte de su temperamento, sin embargo, la expresión de los sentimientos son
aprendidas a través de la socialización, es decir, son condicionadas por
nuestra sociedad, actualmente al varón se le niega expresar su llanto con la
típica frase “los hombres no lloran”, cuando en la antigua Grecia las demostraciones de
pena eran desgarradoras, tanto los hombres como las mujeres podían
manifestarse sin ningún límite hasta el punto del desmayo. Todavía en la Edad
Media el llanto era permitido entre los caballeros de la mesa redonda,
mientras ellos aceptaban su destino como algo natural, en paz y con
tranquilidad, sus compañeros podían estallar en lágrimas y protagonizar escenas
violentas y llenas de desesperación.
¿Qué sucede cuando una persona expresa un sentimiento que normalmente se le atribuye al sexo opuesto?
VIVIERON FELICES Y COMIERON PERDICES.
El cuento nos dice que fueron felices, pero
nunca nos habla acerca de lo que ocurría cuando esas jovencitas pasaban a
constituirse en mujeres de más edad, ni de las labores de limpieza, cierto eran
princesas y contaban con servidumbre, hasta para vestirlas. Tampoco narraron
que se comprometían a tener relaciones sexuales por imposición del macho.
Si
creemos que esas emociones y sentimientos que se viven al inicio de la relación
son los que siempre mandarán en la pareja, estamos muy equivocados. El
enamoramiento es una fase del amor. Este se va transformando y hay que
adaptarse a eso: si no, estamos perdidos.
Al
principio de la relación se pudieron haber generado ciertos ideales, objetivos
comunes, a veces no declarados, incluso a veces ya casados comienzan a trazar cada
quien sus propias metas y que dejan de tener elementos en común. Por ejemplo,
ambos quieren tener hijos, uno lo decide a la brevedad y el otro pasando unos
años. En fin, cada integrante de la pareja viene de una familia con costumbres
diferentes que pueden meter en conflicto al otro, pero con buena comunicación y
disposición puedan comer perdices después de solventar algunas diferencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario