En México hemos tenido
grandes avances en temas de educación sexual y familia, sin embargo, todavía
nos hemos quedado muy cortos en torno a ello. Si bien es cierto que actualmente
en las escuelas a nivel primaria y secundaria ya se les brinda mayor
información sobre la sexualidad que a nuestros abuelos o padres, sigue habiendo
una autocensura al hablar de ese tema.
Todavía a muchos padres se oponen a que sus
hijos reciban educación sexual en las escuelas, por el falso temor de despertar
en ellos la curiosidad y quitarles la llamada “inocencia”. Inocencia que en nuestros
abuelos suponían que por un beso podían embarazarse, que la cigüeña traía a los
hijos de Paris, que la mujer no tenía derecho a gozar su sexualidad, que el
orgasmo femenino es algo inalcanzable, que al tocar a un homosexual uno se tornaría
de igual forma atraído por el mismo sexo, como por conjuro. Parece ridículo, sin embargo, muchos de estos
prejuicios y mentiras se siguen transmitiendo de manera oral entre la gente con
la cual convivimos día tras día, y todavía nos preguntamos ¿Por qué sigue
habiendo embarazos en adolescentes?, sí, en efecto todavía tenemos falsas
creencias sobre nuestro comportamiento sexual, sobre nuestro cuerpo y goce. Todavía
suponemos como desviaciones condiciones tales como la ninfomanía, el
travestismo, el voyerismo, el lesbianismo, y otras más, fomentando con ello la
discriminación.
A través de mensajes de
texto vía WhatsApp, grupos de intereses piden que no se les introduzca a los
niños en las escuelas la “ideología de género”, según para salvar a los niños
de un ataque mortal a la integridad moral y espiritual.
Pero, ¿Sabes qué es la
ideología de género? ¿Identidad de género? ¿Has escuchado hablar de las
personas transgénero y transexuales? Imagínate que, siendo hombre o mujer,
sientes que estás en un cuerpo del género equivocado y que estas esperando en
que momento de tu vida sufres una transformación como una mariposa. ¿Qué
harías? ¿Cambiarías tu forma de vivir? Para muchos, este cambio implica dejar
todo atrás, a veces abandonar a sus seres queridos, cambiar de ciudad y
enfrentarse a una nueva vida y aun así padecen discriminación ya que en nuestra
sociedad se ve todo a partir de la óptica de la diferencia, se juzga y se
considera patológico esta condición, cuando en realidad sólo se debería de
respetar la diversidad sexual. Es importante reconocer que reducir nuestra
concepción del mundo a lo “normal” o “anormal”, donde sólo existen estas dos
categorías, empobrece la expresión sexual del ser humano.
Existen personas o grupos cuyas
posturas no se basan en estudios, pero que su idea es convencer al individuo de
que la familia y el comportamiento heteronormativo es lo correcto, es decir las
pautas que corresponden sólo a las familias e individuos heterosexuales pero que
se aplican a todos por igual. Defienden el llamado “instinto maternal” y que la
mujer continúe con el rol tradicionalmente asignado. Aunque promuevan la igualdad entre los sexos,
dicen que hay que respetar la antropología propia de cada sexo, digamos que
proponen que ella puede trabajar, pero sin descuidar a sus hijos, esposo y
casa. Por lo cual consideran una aberración otras formas de expresar la
sexualidad. Todavía muchos padres se avergüenzan de sus hijos tan solo por ser
diferentes a lo que esperaban sin ver sus cualidades, sin pensar que son seres
humanos.
En este contexto, es
importante que en las escuelas se brinde una orientación con perspectiva de
género, puesto que hay personas cuya identidad de género discrepa con su cuerpo
biológico, es decir que sus pensamientos, su comportamiento no concuerda con el
cuerpo, a lo que suele decirse “que nacieron en el cuerpo equivocado “o también
existen personas su sexo no está definido; los intersexuales, antes llamados
hermafroditas, seres que anteriormente, por decisión del médico atemorizaban a
los padres a decidir sobre el sexo de sus hijos, según los anhelos de los
padres en tener un niño o niña, los operaban pero que al llegar la adolescencia
las hormonas hacen de las suyas, lo cual les genera conflictos internos.
Cuando hablamos de la
transexualidad nos quedamos todavía cortos, pues hay quienes la siguen
considerando una enfermedad. Consideremos lo que dice la Doctora Lale Say,
Coordinadora del Departamento de Salud Reproductiva de la Organización Mundial
de la Salud: "La incongruencia de
género es una condición persistente en donde la persona experimenta una
incongruencia entre su sexo asignado y su género. La transexualidad se eliminó
del apartado de enfermedades mentales para enfatizar que no es una condición
que por sí misma genere estigma. La decisión de quitarla del apartado de
enfermedades mentales no está basada sólo en la influencia de grupos de
activistas, sino que se tomó como base toda la evidencia científica disponible
hasta el momento."
Actualmente se entiende que
la identidad de género es la percepción psicológica de ser hombre, mujer o
ninguno de los dos ya que hay personas que reportan tener una discordancia en
su ser. O personas que tratan de representar un género andrógino, un término
intermedio entre estos dos. Es una condición humana que no tiene nada que ver
con una patología que hasta hace algunos años muchos psiquiatras, psicólogos,
médicos, pensadores y ciertas mentes oscurantistas estaban empeñados en
considerar como anormales o querer imponer una heteronormatividad.
Porque existen infantes que
no se identifican con los estereotipos que hasta ahora han estado presentes y
se sienten raros, que no encajan socialmente, porque no quieren seguir
reproduciendo un machismo o un masoquismo femenil. Que gustan de actividades
que según esto no corresponden a su condición de varón o de mujer, por ejemplo,
niñas que les gusta el boxeo y las tachan de lesbianas.
Un caso de transexualidad es
Morgana, cantante de ópera que ha lidiado por hallar un lugar en la sociedad.
En su libro “En el cuerpo correcto” nos relata sus sufrimientos por no entender
sus sentimientos, se sentirse como un ser de otro planeta, no ser entendida ni
por sus padres y ni por ella misma, desafiando en un entorno machista, a veces
con atenuantes violentos, de acoso, de burla, intentos de violación y de una
religión castrante. O bien la Obra de Teatro “ Prietty Gouman” de Cesar Enríquez,(escrita, actuada producida
por el mismo), cuenta la historia de una
mujer transexual que como muchos viven una vida de humillaciones,
discriminación e intolerancia social, pone en evidencia que los efectos de la
discriminación son siempre negativos y con la desigualdad o perdida de sus
derechos, experimentando aislamiento o bien de una violencia extrema que puede
terminar en la muerte. Habrá que comprender que somos tan parecidos por el
simple hecho de ser seres humanos y que como a nosotros nos duele y sentimos lo
mismo, pues todos en algún momento de nuestra vida hemos sufrido de la
discriminación.
Ojalá se puedan romper
viejos paradigmas e implementar políticas publicas congruentes con la realidad
pues, la información científica y la educación rompen estereotipos y generan
entendimiento que acorta las diferencias.
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