lunes, 4 de julio de 2016

¿SOLTERO IGUAL A CODICIADO Y SOLTERA IGUAL A QUEDADA ?

Las condiciones de vida en la antigüedad hacían que los seres humanos tuvieran que casarse para tener el “complemento” en cuanto a las cuestiones básicas de subsistencia, como eran la alimentación, el aseo personal, la agricultura, la producción de artículos, de ropa, etcetera,   por lo cual, el concepto de soltería era algo impensable. Es por eso que las viudas eran repudiadas por la sociedad, ya que en las familias en que el marido era el único proveedor, la viudez podía hundir a los parientes en la pobreza. Las  viudas y huérfanos se mantenían de las limosnas. Y no era fácil que las viudas se pudieran volver a casar, ya que los varones generalmente contraían matrimonio con féminas más jóvenes que ellos, empeorando la situación de ellas.
La tendencia era casar a los hijos para afianzar economías, ya Federico Engels mencionó que la familia monógama  surgió como una necesidad para la acumulación de capital en una esfera pequeña dentro de un régimen social, donde el amor no importaba, pues eran los padres quienes concertaban las bodas de sus hijos, un ejemplo de ello, es que en la actualidad se siguen usando las famosas dotes. La dote es el patrimonio que la futura esposa o su familia entregan al novio, siendo en muchos casos proporcional al estatus social del futuro esposo. Esta se otorga al hombre quien la administra durante la duración del matrimonio. Como el equivalente a este, todavía en algunas regiones de Europa se ha conservado la tradición del ajuar,  que antiguamente consistía en el conjunto de enseres, muebles y ropas aportados por la familia de la novia.
En los círculos cristianos, donde el núcleo familiar se suele aceptar como el ideal;  los padres tienden a preocuparse para buscar  un buen compañero o compañera para sus hijos, y donde se enseña con frecuencia de una manera tácita que todas las personas normales y bien adaptadas a la vida se casan.  Los solteros son considerados como incompletos o personas sin realizar. Todavía podemos encontrar la pregunta inquisidora de la familia y ¿tú para cuando te casas?. Y hasta   hace algunos años a los jóvenes se les exigía que para salirse de casa tendrían que casarse por el acto religioso y lo civil.
Las opciones  eran: que la gente se casara para salirse de su casa, para no convertirse en una solterona, en una quedada. Para otras, la meta era tener una pareja, sin importar que las  tratase mal y las hiciera sentir menospreciadas. Hasta hace algunos años las personas solteras eran mal vistas, generalmente  se les asociaba con la homosexualidad. Muchas mujeres casadas no se quieren divorciar porque piensan que esa opción es un fracaso en su vida o en otros casos para que sus hijos tengan la “figura paterna”.
Hoy en la actualidad hay jóvenes que siguen solteros y solteras y no forzosamente piensan que para ser felices se necesita  tener una pareja. Ya no se concibe que una mujer soltera pueda ser una amargada. Muchos de estos jóvenes solteros viven y suelen ser mantenidos por los padres.
Al presente tanto hombres como mujeres pueden conocer a través del internet a otros y tener citas, aunque habrá algunas desastrosas, pero que luego se convertirán en chistosas anécdotas. De esta forma se ha presentado más lo que se llama la “coquetería”, el seducir sin llegar a nada o bien el famoso “ligue” que podríamos llamarlo el amor de una noche, donde puede abarcar besos, caricias incluso una relación sexual después de una noche de copas y que al día siguiente hacen como que ni se acuerdan.
Existe un nuevo término “amigovios”  donde la amistad representa un valor superior en los jóvenes y pueden tener relaciones sexuales sin el compromiso del noviazgo.
Hoy por hoy,  los matrimonios por conveniencia van perdiendo importancia pues ya la dote y el patrimonio no interesan y se van perdiendo por las crisis económicas y las parejas trabajan y viven de sus salarios.
En el caso de la gente adulta no escoge la pareja por pasión, sino por compatibilidad, por compañerismo, muchas de las veces cada uno vive en su casa  y en ocasiones comparten la cama o algún hotel.

Es importante entender que las parejas permanecerán juntas mientras dure el amor y que ya no se debe considerar un fracaso la separación por desenamoramiento.  Que el vínculo sea válido mientas sean felices. Algunos jóvenes piensan que: es más inmoral vivir juntos sin amor que separarse en paz.

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