Existen personas más sensibles a los dictados sociales o de
la moda que se dejan impresionar por ellos. De este modo suponen que si no
tienen algún artículo de lujo, ell@s no valen. Incluso, tienden a regalar
objetos “lujosos” porque la otra persona se “lo merece” o lo “vale” o los
exigen pues es una manera de saber que son importantes para los otr@s. Algunas
de estas personas han asimilado que primero se debe pensar en los demás y luego
en ell@s, pues la sociedad nos dicta que no debemos ser egoístas y por lo cual debemos pensar primero en los demás. Generalmente
cuando algún familiar se enferma inmediatamente nos preocupamos por él y
buscamos todos los remedios posibles, pero cuando uno mismo se enferma dejamos
para después la cura, pensamos que al rato va a pasar el malestar o que no es
necesario acudir al médico.
Desde niños nos
enseñan a no ser egoístas y darles a otros nuestros objetos, (dulces,
ropa, aparatos electrónicos, juguetes, etc.) , pero el compartir no es el problema
sino más bien el hecho de dar todo a los otros hasta el punto de anular a la
propia persona. Es cuando algún amante dice dar todo por la persona amada y se
queja de no recibir nada a cambio.
La religión nos dice ama a tu prójimo como a ti mismo, pero,
¿cómo amar al otro si se hemos aprendido a derogarnos? ¿Cómo amar al otro si no
nos amamos a nosotros mismos? .La sociedad nos dice que la “buena educación” es
no pensar en uno mismo.
La sociedad, sobre todo los medios de comunicación, a cada
instante nos recuerdan que no amemos a nuestro cuerpo. Cuántas veces hemos
pensado o dicho que no nos agrada alguna parte de nuestro cuerpo, cómo es: el
tipo de nuestro cabello, que si es rizado se desea lacio, que si tenemos
demasiado largas o cortas las piernas, que el tipo de ojos, el color de la
piel, etc. No es fácil ponernos a pensar
que parte es la que nos gusta de nuestro cuerpo, ya que la televisión nos bombardea con anuncios de lo imperfecto que es nuestro
cuerpo, ya sea un abdomen abultado, no poseer una dentadura perfecta, y así
podemos encontrar miles de ejemplos donde los comerciales nos exigen un cuerpo
perfecto que no existe. La industria y la sociedad nos envían constantemente
mensajes para avergonzarnos de nuestro cuerpo y tenerlo que disfrazar con algún
producto.
Y no es que tengas un excelente cuerpo, tu eres tu cuerpo y
el que no te guste alguna parte no significa que no te aceptes a ti mismo como
ser humano, puede que ese fragmento de tu cuerpo sea fácil de modificar como el
abdomen con dieta y ejercicio, pero aquellas otras que desapruebas y que no
pueden ser modificadas, como el color de la piel, pueden ser vistos bajo una
óptica diferente. Se puede descubrir las ventajas de nuestro cuerpo, por
ejemplo, que beneficios tiene ser alto, ser bajo, ser delgado, tener las manos
largas o cortas, podemos encontrar un sinfín de utilidades que tiene nuestro
cuerpo.
El amarse implica el amar el propio cuerpo y la posibilidad
de disfrutar del mismo. Gozar de ser uno mismo. Si algunas vez has odiado tu cuerpo
o has actuado de una forma que no te ha gustado, no lo veas así, piensa que eso
te inmoviliza y te perjudica, aprovecha que eso te sirvió de aprendizaje y no
los asocies con tu autoestima. ¿Cómo puedes dar amor si no te amas a ti mismo?.
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