martes, 28 de marzo de 2017

Las lágrimas cada vez brillan más por su ausencia.

Mucha gente supone que el duelo y el luto son sinónimos, pero el duelo es un sentimiento subjetivo provocado por la muerte de un ser querido, transcurre por la mente de las personas y puede estar formado por pena, impotencia, tristeza o culpa. El luto es el conjunto de ritos sociales que ayudan a superar el duelo y son aquellas manifestaciones externas que reflejan la tristeza, como puede ser usar ropa negra, prohibiciones, los rosarios, oraciones e ir a la iglesia. 
Actualmente,  el luto es considerado como una "costumbre obsoleta", arraigado sólo en el medio tradicional y los funerales suelen ser breves, la cremación es cada vez más frecuente y las lágrimas cada vez brillan más por su ausencia.
Desde épocas bíblicas y griegas se ha considerado el llanto excesivo como algo peligroso, tanto para la persona como para la comunidad. Por ser las lágrimas y los gritos la primera manifestación del duelo interno son dolorosas tanto para quien llora como para quien las observa, además se teme que las personas que están a un lado también lloren por ser una emoción altamente contagiosa entre las personas, o, que lleguen a desfallecer. En la antigua Grecia las demostraciones de pena eran desgarradoras, tanto los hombres como las mujeres  podían manifestarse sin ningún límite hasta el punto del desmayo.
Todavía en la Edad Media el llanto era permitido,  entre los caballeros de la mesa redonda, mientras ellos aceptaban su destino como algo natural, en paz y con tranquilidad, sus compañeros podían estallar en lágrimas y protagonizar escenas violentas y llenas de desesperación. Ya a finales de este periodo, se separó a que las mujeres y los hombres siguieran lutos distintos, a ellas se les dio el papel de demostrar su afectividad con el llanto, mientras que a él  solo se le permitía apretar los dientes y guardar el dolor porque socialmente el hombre representa la sobriedad y la dominación de uno mismo. San Agustín promovía que ante un muerto se debería estar alegre, pues si fue un buen cristiano estaría en el reino de los cielos, además queda la esperanza para el día de la resurrección, a pesar de ser una prohibición impuesta, las lágrimas continúan brotando.
La muerte causa una perturbación enorme y duradera en el equilibrio de la persona. Preservar el luto es cumplir con una serie de obligaciones y prohibiciones que desde la antigüedad se ha considerado como una manera de haber demostrado afecto a la persona que se nos fue y de quedar en paz. La duración del luto ha sido diferente en cada religión y cada época. Para los católicos puede estar regida con la misa del año, aunque hay personas que les toma hasta 2 años en aceptar la perdida.
Socialmente se acepta que una persona no llore y la consideramos como entera, incluso se le dice: “debes ser fuerte”, pero cuando hay un duelo hay dolor, sufrimiento y cada pérdida necesita su periodo de transición, guardar las emociones nos hace daño, nos puede volver insensibles o enfermar. Pero cada persona expresara sus emociones o llanto de diferente forma, y esto no significa que no lo sienta. Esto tiene que ver con el tipo de personalidad, la forma de la perdida, la capacidad de recuperación de cada quien, incluso la edad. No se comprende la partida a los 5 años, en la adolescencia, juventud, madurez o a mayor edad. Si fue una larga agonía o una muerte repentina.

Si tienes ganas de llorar, hazlo y no pienses en que haces el ridículo, desahógate para realizar los trámites que tendrás que cumplir.

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