En la actualidad es más frecuente conocer familias donde los
roles tradicionales han cambiado, es decir donde la madre es quien trabaja y el
padre es quien se encarga de las labores del hogar.
Hay situaciones en que el esposo no consigue tener trabajo y
es ella quien, si lo puede obtener por sus capacidades y porque los patrones
están contratando más personal femenino, quizá porque les pagan menos o porque
ahora los tipos de empleos también han cambiado. A veces puede ser por algunos
lapsos de tiempo durante la vida matrimonial, otras veces suele ser permanente,
donde ella termina aportando sumas mayores de dinero que su pareja o bien
siendo el principal sostén de la familia. Aunque algunas mujeres se sienten
mal, pues regresan a la forma de pensar que ellas deben de ser las “mantenidas”.
Hoy en día más hombres toman el “papel tradicional de la
mujer” y se quedan en la casa, pero todavía no es muy común. La mayoría de
ellos aún no pueden aceptar la idea de ser los maridos “amos de casa”, sin
embargo, hay algunos que preferirían permanecer en la vivienda, porque a decir
verdad es una vocación legítima. Y es que socialmente tampoco son bien vistos,
ya que al varón que participa activamente en los quehaceres de la casa se les
etiqueta como mandilón, como mantenido o “poco hombre”. Lamentablemente, también
entre las mismas mujeres esto se hace más grande, por las críticas y agresiones
que abundan, como, por ejemplo, la suegra que suele atacar a la nuera acusándola
de ser una “fodonga”, o por no haber salido “buena mujercita”.
Cabe señalar que para aquellos hombres que han adoptado
estos nuevos roles, no lo perciben como una “ayuda a la esposa”, sino que se
reconocen corresponsables y entusiasmados al formar parte integrante de la
familia, por ejemplo “si Yo ensucio, debo limpiar”; “disfruto cocinar y lo hago
con gusto”, “cuido a los niños porque los quiero y son mis hijos”. Inclusive, la
vida doméstica puede llegar a ser muy aburrida y pesada para ambos, pero ello
es más llevadero si se comparten y alternan tareas domésticas. Tal vez existan faenas
hogareñas que no son agradables de realizar, pero ello no es privativo de los
hombres, también las mujeres tienen derecho a externarlo y ser aliviadas de
estas tareas ingratas.
Aún más, si entre sus labores familiares, los hombres a la
par que las mujeres hacen reparaciones en la casa, cocinan, recogen a los niños
de la escuela y cuidan a los adultos mayores, ello posibilita poder convivir más
con los hijos, desarrollando una paternidad que anteriormente era como ausente.
A la larga esto posibilita un mejor entendimiento entre mujeres y hombres y
prácticas más igualitarias.
Lo importante es que el hombre no se sienta disminuido por
hacer estas tareas, como, por ejemplo; de hacerse cargo de los niños o de
cocinar, ya que además se dice que ellos tienen buena sazón.
A su vez, existen también hombres y mujeres que viven solos
y que también tienen que hacerse cargo de su hogar, de lavar, planchar, el aseo,
etcétera, o sea estas tareas no son consustanciales al género, o como
patéticamente se dice “labores propias de su sexo” o “cuida tu dignidad de
varón”.
Ya sea que el padre o la madre se queden en casa, los hijos
no encuentran diferencias. Lo importante que los padres les expliquen la
situación y sus razones para la inversión de papeles y guarden siempre
congruencia al respecto. Es necesario que ellos comprendan que su padre decidió
quedarse allí porque era la mejor elección para la familia. Puesto que esto
podrá generar descontrol cuando los pequeños acudan a la escuela, por no
pertenecer a la “normatividad”. Si una pareja está interesada en la inversión de
papeles, recomiendo que lo lleven a la práctica y que hablen mucho de este tema
a fin de hacer los ajustes sobre la marcha y, bueno, como cualquier tema que
afecte el rumbo de la familia debe merecer mucho cuidado y atención.
De esta forma, el padre tiende a implicarse de otra manera,
es decir, con una mayor responsabilidad y compromiso que en el pasado. Las
causas de este traspaso de actividades y de roles son muchas y variadas,
destacando los nuevos modelos de estructura familiar, la incorporación de la
mujer con más fuerza al mercado laboral, factores de evolución cultural, entre
otros. Una situación ideal que esto nos lleve a encontrar a más padres que
juegan con los niños, se preocupan por su educación y prestan mayor atención a
su alimentación y cuidado integral.
En fin, esto redundará en beneficio de los niños
y niñas que tengan la oportunidad de crecer en un ambiente con menos
segmentación de roles que en el pasado, con una mejor crianza en general y
menos carencias afectivas y materiales
No hay comentarios:
Publicar un comentario