lunes, 27 de febrero de 2017

EL TEMA DE LA INCLUSION, AUN EN PAÑALES

Antiguamente a la gente especial era considerada como un secreto familiar puesto que  se les mantenía encerrados para ocultarlos ante la sociedad de esa pequeña “imperfección” que dañaba la imagen de la familia admirable. Se había generado tal idea que la familia nuclear, contaría con  la imagen de papa, mama e hijos exclusivamente, y viviendo felices. La llegada de un niño con discapacidad podría ser la vergüenza. Y es que desde los registros que se tienen, los griegos a estos niños los sacrificaban para tener una sociedad de gente perfecta.
En la actualidad,  en los  años cuarenta y cincuenta, donde se generan cambios importantes,  se aborda la idea de cuestionar la supuesta incurabilidad de las discapacidades, se asimila que esta población puede ser educable. De esta manera ya en los años sesentas y setentas, esta influencia de factores sociales y culturales toma más fuerza y los centros docentes tienen la obligación de favorecer el desarrollo de los alumnos con alguna característica “deficitaria”.
Si bien es cierto que el mundo no había volteado a ver a este tipo de población, puesto que habían sido excluidos de las escuelas primarias comunes o bien eran escondidos por los padres, por lo cual había grandes lagunas de conocimientos al respecto, incluso todavía  se vienen arrastrando ideas ancestrales, como suponer que eran gente poseída por demonios, personas sin raciocinio, pues en algunos casos se les consideraba como un peligro para la sociedad o bien, bajo la idea de ser protegidos se les recluía en centros alejados de la población.
A nivel sociedad todo esto nos ha perjudicado enormemente para su inclusión, pues todavía causa asombro ver a alguien con alguna discapacidad, se llega a pensar que no nos entienden, que no podrán hacer sus tareas, que son irresponsables. Sin embargo, ellos día a día se enfrentan a grandes retos en las tareas cotidianas tales como su arreglo personal, transitar por las calles, hacer labores domésticas, practicar algún deporte, en fin, que con un poco de pericia e imaginación suelen realizarlas. Mientras que muchos de nosotros no valoramos nuestra condición,  no apreciamos nuestras fortalezas, pero si nos quejamos de nuestras carencias.
Ninguna familia o madre está preparada para recibir la noticia de tener un hijo con requerimientos especiales, por lo cual no estamos preparados para educar a ese hijo, ni cómo orientar tanto a ellos como a la sociedad, de la misma forma que muchas de las veces no sabemos cómo comportarnos o decirle algo a una persona que esta triste.
 Cuando un bebé nace con una discapacidad, no la entiende como tal, solo llegan a percibirla  cuando a otros les causa curiosidad, lo externan, a veces logrando incomodar a quien la padece. Este asombro muchas veces es para saber que le paso, porque esta así. Y puede ser mal interpretado, en algunas otras, puede llegar a ser motivo de burlas, y suele pasar que tanto los padres como profesores, directores o gente alrededor  no saben que comentar al respecto. Quizás nos topemos con niños con discapacidad que suelan tener un comportamiento no muy socialmente correcto y lleguemos a suponer que todos son iguales, pero esto llega a suceder con cualquier infante, aunque en estos casos puedan justificar que su hijo es especial. Es por ello importante el convivir, acercarnos desde niños y saber más al respecto sobre sus necesidades y sentimientos.
Es importante hacerlos sentir felices y capaces de realizar tanto, como cualquier persona. Como padres animarlos con amor y paciencia, a que sus hijos hagan las cosa por si solos, que usen su creatividad para superar esos retos que día a día enfrentan, porque si realmente se lo proponen podrán hacer maravillas. Porque queramos o no, muchos de nosotros solemos ser incapaces de realizar ciertas tareas. No digamos que no podemos, porque si ellos hacen grandes proezas ¿porque nosotros no podríamos?
Como sociedad todavía nos falta mucho camino por recorrer para la inclusión de personas con diferentes capacidades, pero es un proceso que se dará poco a poco, en cuanto hagamos conciencia y entendamos que en cualquier momento podemos sufrir alguna discapacidad.


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