Antiguamente a la gente especial era considerada como un
secreto familiar puesto que se les
mantenía encerrados para ocultarlos ante la sociedad de esa pequeña “imperfección”
que dañaba la imagen de la familia admirable. Se había generado tal idea que la
familia nuclear, contaría con la imagen
de papa, mama e hijos exclusivamente, y viviendo felices. La llegada de un niño
con discapacidad podría ser la vergüenza. Y es que desde los registros que se tienen,
los griegos a estos niños los sacrificaban para tener una sociedad de gente
perfecta.
En la actualidad, en
los años cuarenta y cincuenta, donde se
generan cambios importantes, se aborda
la idea de cuestionar la supuesta incurabilidad de las discapacidades, se
asimila que esta población puede ser educable. De esta manera ya en los años
sesentas y setentas, esta influencia de factores sociales y culturales toma más
fuerza y los centros docentes tienen la obligación de favorecer el desarrollo
de los alumnos con alguna característica “deficitaria”.
Si bien es cierto que el mundo no había volteado a ver a
este tipo de población, puesto que habían sido excluidos de las escuelas
primarias comunes o bien eran escondidos por los padres, por lo cual había grandes lagunas de conocimientos al
respecto, incluso todavía se vienen
arrastrando ideas ancestrales, como suponer que eran gente poseída por
demonios, personas sin raciocinio, pues en algunos casos se les consideraba como
un peligro para la sociedad o bien, bajo la idea de ser protegidos se les recluía
en centros alejados de la población.
A nivel sociedad todo esto nos ha perjudicado enormemente
para su inclusión, pues todavía causa asombro ver a alguien con alguna
discapacidad, se llega a pensar que no nos entienden, que no podrán hacer sus tareas,
que son irresponsables. Sin embargo, ellos día a día se enfrentan a grandes
retos en las tareas cotidianas tales como su arreglo personal, transitar por
las calles, hacer labores domésticas, practicar algún deporte, en fin, que con
un poco de pericia e imaginación suelen realizarlas. Mientras que muchos de
nosotros no valoramos nuestra condición,
no apreciamos nuestras fortalezas, pero si nos quejamos de nuestras
carencias.
Ninguna familia o madre está preparada para recibir la
noticia de tener un hijo con requerimientos especiales, por lo cual no estamos
preparados para educar a ese hijo, ni cómo orientar tanto a ellos como a la
sociedad, de la misma forma que muchas de las veces no sabemos cómo
comportarnos o decirle algo a una persona que esta triste.
Cuando un bebé nace
con una discapacidad, no la entiende como tal, solo llegan a percibirla cuando a otros les causa curiosidad, lo
externan, a veces logrando incomodar a quien la padece. Este asombro muchas
veces es para saber que le paso, porque esta así. Y puede ser mal interpretado,
en algunas otras, puede llegar a ser motivo de burlas, y suele pasar que tanto los
padres como profesores, directores o gente alrededor no saben que comentar al respecto. Quizás nos
topemos con niños con discapacidad que suelan tener un comportamiento no muy
socialmente correcto y lleguemos a suponer que todos son iguales, pero esto
llega a suceder con cualquier infante, aunque en estos casos puedan justificar
que su hijo es especial. Es por ello importante el convivir, acercarnos desde
niños y saber más al respecto sobre sus necesidades y sentimientos.
Es importante hacerlos sentir felices y capaces de realizar
tanto, como cualquier persona. Como padres animarlos con amor y paciencia, a
que sus hijos hagan las cosa por si solos, que usen su creatividad para superar
esos retos que día a día enfrentan, porque si realmente se lo proponen podrán
hacer maravillas. Porque queramos o no, muchos de nosotros solemos ser incapaces
de realizar ciertas tareas. No digamos que no podemos, porque si ellos hacen
grandes proezas ¿porque nosotros no podríamos?
Como sociedad todavía nos falta mucho camino por recorrer
para la inclusión de personas con diferentes capacidades, pero es un proceso
que se dará poco a poco, en cuanto hagamos conciencia y entendamos que en
cualquier momento podemos sufrir alguna discapacidad.
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