Cuando tenemos un enfermo en casa, suele ser muy desgastante
para la persona quien lo cuida, sobre todo si es una enfermedad degenerativa. A partir de ese instante se debe de tomar en
cuenta que habrá un cambio de estilo de vida en la familia, en especial del que
lo va a cuidar, ya que generalmente le dejan la responsabilidad a uno solo y en
la mayoría de los casos es a una mujer. Y muchas de las veces
Desde ese momento y sin darse cuenta, se empieza a renunciar
a una vida social, y poco a poco irá perdiendo su individualidad. La persona a
cargo sufre un fuerte desgaste, que pasa desapercibido para quienes están a su
alrededor. Observa en sí mismo de alteraciones físicas, psicológicas y sociales,
que le generan el estar al pendiente de una persona enferma. Así mismo se
deprime al ver como se deteriora cada día tanto físicamente como en su salud
mental y también por no ser reconocido por el grupo familiar. Se crea una dependencia entre el paciente y el
cuidador que cuando este no puede atenderlo, el otro suele no cooperar cuando
otra persona se hace cargo de él. O bien el cuidador supone que nadie más sabrá
atenderlo como él lo hace. Es tanto el entendimiento entre ellos, que uno sabe lo que necesita el otro. Nuestro
personaje en cuestión se preocupa tanto por el enfermo que no se cuida a sí
mismo, no se otorga tiempo suficiente
para sus tareas domésticas, para divertirse,
visitar amigos y tener su apoyo
emocional. Sin embargo, dependiendo de la duración de la enfermedad se va aprendiendo a buscar un término medio,
para darse espacios para sí. No obstante, siempre llegara un momento en que sus
cuidados sean insuficientes y se requiera de algún servicio especializado.
A veces los médicos o especialistas al dar información sobre
el estado del paciente, sentencian que
ya no hay nada que hacer, y eso limita a
quienes padecen la situación generándoles
más angustia, tensiones y rechazo. Los enfrentan a una desesperanza, cuando de
alguna manera se puede hacer algo a nivel familiar.
Muchas veces los familiares se sienten culpables por no
haber puesto más atención a su paciente y haber actuado a tiempo, pero a pesar
de todo, a veces no se da con el procedimiento indicado, o bien, los familiares
ni tenían idea de lo que estaba sucediendo. A veces suponen que no fueron unos
buenos hijos si no tomaron las decisiones correctas en cuanto a cuidado y
tratamiento.
Por ello es importante que la familia trabaje en conjunto
con el paciente para que le puedan dar un respiro al cuidador. La familia debe centrarse
en lo mejor para el individuo que requiere cuidados y repartirse tareas, integrando a todos los miembros de la familia,
niños adolescentes y adultos para aprender los cuidados, con la idea de que para cuando se dé el caso poder atender a otro
familiar. La mayor de las veces los familiares no se quieren comprometer en los
cuidados del enfermo, pues tienen miedo de “no saber cómo cuidar”, de igual
forma, no ayudara en el cambio de pañales, pero bien puede hacerse cargo de
otras actividades, como comprar medicamentos, la despensa, lavar la ropa,
etcétera, a veces suponen que con apoyar económicamente están haciendo su
parte, pero no solo es la ayuda económica la que importa, el paciente necesita
de los apapachos del resto de la familia. Además es una forma de trasmitir y sensibilizar a toda la familia para cuando
otro miembro o uno mismo lo requiera.
Es posible que al principio se experimente negación, incluso
odio a la vida, pero poco apoco el cuidador va aceptando la situación,
comprende su situación, aunque habrá momentos en que sienta que su paciencia se
agota. Entre más largo se hace el periodo de la enfermedad, eventualmente se
piensa en la muerte como una mejor opción.
Posiblemente será necesario acudir con un psicólogo o
tanatólogo, pues aunque pudiese sonar fuerte, cuando el paciente está en
proceso terminal, tanto el que recibe los cuidados como el que los proporciona,
requieren un apoyo profesional, no es
fácil tomar esta decisión, porque el
desear la muerte se puede percibir como
algo negativo.
Si en algún momento los familiares llegan a pensarlo, es por ver el sufrimiento
de su paciente, pues ya no hay una
posibilidad de cura, pero en cambio se le pueden brindar los cuidados
paliativos que permitan que el paciente viva con dignidad sus últimos momentos
y que los aproveche tanto como pueda, al lado de los suyos con el menor dolor
posible. Además, brinda a los familiares la oportunidad de consolarlo y
apoyarlo durante el tiempo restante.
En esos momentos se piensa que es un largo periodo y que la
vida se nos va, pero todo pasa y cuando suceda les quedara el grato recuerdo de
haber estado ahí y haberlo hecho. De sentirse satisfechos de saber que se dio
todo el amor, toda la comprensión que humanamente que se pudo dar, esto es algo
que con el tiempo retribuye a ellos mismos, y puedan decir que hicieron lo que
estuvo en sus manos.
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