sábado, 2 de abril de 2016

MUJER EN LA EDAD SENIL

Esa etapa de la vida a la que mucha gente quisiera llegar en buen estado de salud y valiéndose por sí misma, pero que no todos tienen la fortuna de lograrlo.
Para algunas mujeres  llegar a la edad senil seria  no dar molestias a los demás, pero en el fondo se tiene miedo de que al final de los años se tenga que depender de los hijos y estos no puedan o quieran hacerse cargo de uno.
A quienes les ha tocado cuidar a personas seniles, llegan a pensar que cuando ellas alcancen a su vejez quieren estar en un asilo para no dar molestias a los hijos. Tienen miedo y comprenden que con la edad se irán perdiendo las capacidades físicas y mentales, a la vez que las enfermedades las coloquen en cama y que tengan que ser cuidadas por algunos de sus hijos. Ellas que a lo largo de la vida descubrieron que desde una edad muy corta estuvieron solas y aprendieron que debían hacer sus tareas por sí mismas. No se explican porque sus hijas o algunas mujeres jóvenes necesiten ayuda para realizar sus actividades como madres para cuidar a sus hijos. Ya que ellas recuerdan que tenían que lidiar con sus hijos, pues sus esposos solo aportaban dinero para la casa y nunca se preocupaban por sus críos. Algunas de ellas, estaban en condiciones semejantes al ser madres solteras. De esta forma, aprendieron a ser madres, ya que no existía ninguna escuela que les hubiese enseñado ese oficio. Mencionan que se daban tiempo para lavar y planchar la ropa e ir al mercado para preparar la comida. Con remedios caseros atendían a sus proles, mientras acudían al médico y para salir a la calle a veces cargando hasta con 4 hijos, (amarrados en la espalda, hablándoles con firmeza que no se soltaran al cruzar las calles). En caso de necesidades extremas, se convirtieron en comerciantes, vendieron garnachas, cervezas, gelatinas o ropa con tal de darles una “mejor vida” a sus pequeños o bien para apoyar al esposo en tener una vivienda propia o en mejores condiciones.
Mujeres que han sufrido discriminación, golpes, humillaciones, algunas fueron sumisas pues la época que les tocó vivir era una forma de subsistir. En realidad no tenían otras opciones como en la actualidad, creyendo que eso era la vida. No se divorciaban para no generar “complejos” a sus hijos. Siempre los han complacido y siguen tratando de complacerlos, (siendo estos mayores de 30 años) y si ell@s les piden dinero, la televisión, trastes o cualquier cosa, ellas deciden dárselas, pues temen que se enojen y dejen de verlas, aunque saben que solo las visitan cuando las necesitan.
Conocieron lo que es depender de otra persona  y eso las degradaba como personas, dicen que “les robaban la voluntad”, “no las dejaban ser”, pero al quedar viudas o  bien separarse emocionalmente del marido, que aunque vivan con él, ya cada quien hace su vida. Llegaron a darse cuenta que hicieron grandes cosas “solas”.

 Ante este panorama, no se nos cruza en el camino la idea de que tarde o  temprano llegaremos  a necesitar de alguien, pues el ser humano tiene muchas vulnerabilidades y en cualquier momento de la vida pueden presentarse enfermedades, accidentes o simplemente quedar desempleados y requeriremos que alguien nos apoye  emocional y económicamente. Tanto los padres como los hijos pueden caer en momentos difíciles. 

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