Violación
“la que se calla ante la larga fila de mujeres calladas ya no necesita
opresor:
lo lleva dentro porque ha interiorizado la ley del silencio “ Magda
Bogin.
Me contaron una anécdota … Una mujer que cruzaba de Guatemala a
Chiapas para trabajar en labores domésticas, de repente faltó a su trabajo por
unos días. Al regresar, le preguntaron ¿qué le había pasado?, a lo que ella
respondió: “fracasé”. A los pocos meses volvió a faltar y dijo lo mismo, por lo
que le cuestionaron ¿a qué se refería con “fracasé”? Ella contestó que en el camino se topaba con
unos soldados y -a su modo dio a entender- que habían abusado sexualmente de
ella.
En la sociedad, si alguna mujer es violada, inmediatamente se
le culpa y se le juzga con frases como: “la violaron por vestirse así”, “por
exhibicionista”, ”por provocadora”, “porque ella se lo buscó”. Es tanta la
presión social que muchas mujeres, después de ser violadas -ya sea de niñas o
adultas- se sienten culpables, creyendo toda la vida que fue culpa de ellas. Y
cómo no se van a sentir de esta manera, si
la sociedad y la familia las asumen a ellas como las provocadoras.
Históricamente se ha etiquetado a las mujeres como las tentadoras, las
hechiceras que encantan a los hombres para que las seduzcan.
Son ideas machistas que las mismas mujeres asumen y reproducen
cotidianamente, no conscientes de ello, pero que se las repiten a otras, sin
considerar que cualquier mujer puede ser violada en cualquier momento. Todas
son víctimas potenciales, no por ser tullidas, gordas, flacas, jóvenes, viejas,
casadas, viudas o solteras estarán libres de ello.
Existe una doble moral en torno a la mujer, por un lado, los
empleadores exigen a la mujer trabajadora vestir la ropa ceñida, tacones altos,
maquillarse, “excelente presentación”. Podemos ver que en los comerciales
utilizan mujeres de buen cuerpo, jóvenes, con ropa que les hace mostrar sus
atributos sexuales, en algunos casos semi desnudas, haciendo fantasear a la
mayoría de los hombres para tener una
mujer escultural a su lado. La propaganda nos dice que si usas tal producto
atraerás al hombre que tú quieres y caerá rendido a tus pies. Promueven la imagen de mujer débil, pasiva,
sumisa y atractiva sexualmente.
Por otro lado, la doble moral que mencionaba, exige a la mujer
que se vista recatadamente, que no manifieste públicamente sus deseos sexuales.
Que se “dé a desear”, porque es parte
del “encanto femenino”, pero que defienda activamente su “honor”, lo que para los hombres sería el premio de la
virginidad. Tal pareciera que la mujer no tiene derecho a lucir su cuerpo, a
usar minifaldas, escotes o ropa ceñida, mientras que a las artistas o quienes trabajan en los medios masivos de
comunicación si se les espera ver despampanantes y provocativas.
Se ha generado la idea de
que muchas mujeres buscan a un hombre agresivo, que las domine, porque
suponen que así debe ser un “hombre de verdad”, pero ¿qué tanto tiene que ver
con algunas novelas donde perpetúan la fantasía de que a las mujeres les gusta
ser violadas, mancilladas?. Podemos ver que la mujer se resiste a quien la
ataca, sea novio o desconocido, y de un momento a otro, se derrite de amor por
su agresor. Se enamoran del tipo que las cela todo el tiempo y duda de ella a
cada paso. El hecho que, tanto hombres como mujeres, puedan tener fantasías
sexuales donde pudiera haber un grado de violencia o tener una relación
agresiva o intensa, como el clásico beso mordelón, encajar las uñas, producir
cierto dolor que pueda ser gozoso para ambos, no significa que desea ser
violada. Una cosa es tener una fantasía
erótica y estar en común acuerdo con su
pareja, y otra ser agredida sin su
consentimiento. Una fantasía nunca significa una amenaza real de daño físico o
de muerte, pero una violación sí.
Las mujeres que han sufrido de abuso sexual, es importante que sepan que ésto se puede
resolver en terapia psicológica o con
grupos de autoayuda.
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