En una obra de teatro, la actriz Susana Alexander comento que los senos de la
mujer fueron modelados para ser acariciados, no para ser exprimidos como si
fuesen unas naranjas. Efectivamente años tomo la evolución humana para diseñar
unos senos redondos, más que para la función de amantar como los demás mamíferos.
Estos son para ser rozados como si se tocara un delicioso durazno.
Para muchas
mujeres las caricias son esenciales para alcanzar una satisfacción sexual,
ellas reaccionan a los estímulos del tacto, a las caricias suaves o más
enérgicas de quien aman. Las relajan y las preparan para hacer el amor, entran
en juego las palabras tiernas y dulces, la confianza y el afecto.
Sin embargo,
muchas mujeres suponen que los hombres están desinformados sobre sus deseos
sexuales y es que para muchos de los hombres su educación sexual ha sido
orientada desde la infancia a la prohibición de las caricias, se les ha hecho
suponer que las caricias son signos de debilidad o tienen miedo de parecer
afeminados.
A algunas
mujeres les avergüenza hablar de sus
deseos, sienten que no se saben expresar, o les da miedo ser humilladas si lo
platicaran. Y esa necesidad de expresarse es tan importante como las caricias
para que ellas se sientan que existen, que son tomadas en cuenta.
Lamentablemente estas mujeres se toparon con el estereotipo masculino donde se
supone que el hombre no deber tener dudas, ni inseguridades sobre la
sexualidad. Se supone que un hombre “verdadero” sabe cómo hacer bien el amor.
El varón al privarse de expresar sus sentimientos suponen
que lo esencial es el coito y saberlas satisfacer. Encerrados en su estereotipo
sexual, toman posesión de la mujer como si fuese un objeto y él es quien
disfruta y los dos seres acaban por ser lastimados. Pero hay otros modos de
amarse que proporcionan orgasmos, pero que para ellos pareciera inconcebible.
Al
hombre se le ha enseñado que el único placer es la penetración.
Si bien muchos
varones durante el noviazgo se muestran cariñosos y aún durante los primeros
meses del matrimonio es solamente como un preámbulo para tener relaciones
sexuales. Con el nacimiento de los hijos estas se hacen cada vez más espaciadas
y en privado, según él por respeto a la sociedad y a los críos. Esto fomenta que a las mujeres se les vayan quitando las
ganas de tener relaciones, incluso desear no tenerlas.
Las mujeres sienten
placer a lo largo y ancho de la piel, no han olvidado que el tacto es uno de
los cinco sentidos. Es sentir con los dedos, con la boca, con el cuerpo,
apretar contra sí, abrazar y mimar es un medio de conocimiento y de intercambio
con el otro. A veces un abrazo dice más que una carta de amor.
Si viéramos a
nuestros progenitores abrazarse y besarse desde niños con dosis de dulzura y
pasión, aprenderíamos a ser más cariñosos
con nuestros padres, hijos y pareja.
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