Infidelidad ese visitante del que no estamos seguros de su
presencia, pero que tenemos indicios que está rondando por nuestra mente.
Para muchas mujeres y algunos hombres se tiene latente la
posibilidad de que su pareja les esté siendo infiel. Incluso a las mujeres el día
de su boda, algún familiar les sentencia: “todos los hombres son infieles, tendrás
que aceptarlo”.
Durante la vida matrimonial, algunas mujeres han sospechado
que su marido las engaña con otra mujer, pues empiezan a presentar cambios en
su comportamiento. Inician con tener más atenciones con alguna vecina, amiga o
parienta cercana a la esposa; le brindan ayuda
en varios aspectos, desde acomedirse a trabajitos en la casa, hasta
ofrecerle ayuda económica, sin importar las necesidades en su propio hogar.
Hacen comentarios positivos sobre la candidata al motivo del engaño.
Aunque no tengan la certeza que su pareja les sea infiel, a
ellas les genera un sentimiento de culpa porque quizás no le brindaron al
marido la frecuencia o no cumplieron con
las expectativas sexuales de sus esposos.
Se sienten “burladas” ya que la mayoría de las personas con
las que conviven tenían conocimiento de ello y ellas fueron las ultimas en
enterarse.
Les molesta que la infidelidad sea socialmente aceptada para
el hombre y no para las mujeres, pues hasta las propias madres solapan la
infidelidad con frases, “tú eres la
catedral y las otras son las capillas” o “tu mujer es una fodonga, harías bien
en engañarla”. Los esposos se escudan con “soy hombre, que quieres”, tienen que
soportar sus desprecios y sus humillaciones por mantener una “figura paterna”
en casa.
De esta forma, ni ellas ni los esposos plantean la
posibilidad de separarse, todo sea por los hijos. Y, en algunos casos, terminan
optando por no tener relaciones sexuales con los esposos, pues les da “asco”
que ellos hayan tenido que ver con otra mujer. Otro factor por el cual no se
separan, es la cuestión económica, cuando a veces, son ellas el sostén de la
economía familiar.
En algunas ocasiones cuando se han separado, al pasar de los
años, los maridos han regresado al lado de ellas, para que les sirvan de
enfermeras.
No se imaginan que la infidelidad de sus esposos son por
otras cuestiones que no tienen nada que ver con ellas.
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