lunes, 14 de marzo de 2016

¿TENGO LA CULPA DE TODO ?


Recuerdo que cuando éramos niños y nos llegábamos a tropezar o  a pegarnos con cualquier objeto, alguna tía corría a socorrernos y a culpabilizar  al objeto por “malo”, por haberse cruzado en nuestro camino y hacernos daño. Sin duda alguna, su intención era aminorar nuestro dolor y que dejásemos de llorar, pero fue una  forma de aprender  a culpabilizar a  otros por lo que nos sucede. Dejamos a un lado, nuestra parte de responsabilidad de lo que nos llega a ocurrir y de esta forma culpamos a otros de lo que nos pasa. “si me enfermo es por tu culpa, o por tu culpa no hice esto, por tu culpa me paso lo otro, ¡por tu culpa!”. Es tan fácil adjudicarle a otro la responsabilidad  de nuestros actos. Pero esta acción de culpabilizar es una forma  de chantaje para utilizar al otro y forzarlo u obligarlo a que haga lo que deseamos. Nos hacen sentir culpables de las responsabilidades de otros. Como cuando alguien nos pide un favor, y nosotros no podemos hacerlo. Nos entra un sentimiento de culpa, pues suponemos que no estamos actuando de acuerdo a nuestras normas morales y sobretodo religiosas. Y la otra persona, supone que siempre obtendrá un si como respuesta, incluso se molestan si no podemos hacerle el favor.
 El sentimiento de culpa es uno de los mayores problemas que invaden nuestra vida y que no nos permiten ser felices. Desde pequeños nos aturden con este sentimiento, demostrándonos que todo lo que hagamos repercute en la vida de los otros, aun si lo que hacemos es tomar una decisión personal para nuestro beneficio. Nos enseñan a entender la vida en base a obligaciones y responsabilidades.  Nos educan para depender de los otros de una forma enfermiza. “No hagas ruido porque tu papa se enoja”, “pórtate bien para que mama esté contenta”.
Todo esto alimenta un círculo vicioso de infelicidad donde la felicidad individual parece no ser importante. Las consecuencias pueden ser muy graves para la auto valoración de quién padece esta culpabilidad cultural extrema. Esto es, se tienen sentimientos de culpa por algo que hizo o que dejo de hacer,  aunque usted haya actuado de acuerdo al nivel de conciencia que tenía en ese momento. Hay gente que se siente culpable cuando no puede decir que “no” a otros. Y es que percibimos que tal vez  no estamos cumpliendo con las expectativas de los demás o realmente hicimos algo malo,  e inclusive puede ser que usted se haya traicionado por haber roto una promesa que se hizo a usted mismo.
Si usted hizo algo malo hacia otra persona, puede solucionarlo. Trate de arreglar el problema, pida disculpa y luego perdónese usted mismo y siga adelante.
Si la culpa resulta porque no está usted cumpliendo la expectativa de  alguna otra persona, piense que usted no está en este mundo para complacer ni para solucionarle la vida a los demás.
La persona aquejada de culpa constante debe aprender a aceptar el mundo tal como es independientemente de cómo  quiera usted que sea.


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